Ana Peleteiro vuelve a ser la joya de la corona del atletismo español. Lo fue hace unos años, cuando había sido coronada como campeona del mundo júnior y antes de caer en una profunda crisis (física, deportiva y anímica) que amenazó con anular un talento sobrenatural. Toda esa etapa ya pertenece definitivamente al pasado. Ayer, en su primera final mundialista, Ana Peleteiro alcanzó la séptima posición tras saltar 14,23 metros, su mejor marca personal, récord gallego absoluto, récord de España sub23, la mejor actuación que nunca ha ofrecido una saltadora española en una final de triple salto. Una barbaridad con solo 21 años, compitiendo con deportistas que ya están en el tramo final de sus carreras, que se apartarán para que Peleteiro, entre otras, tomen el relevo. Y Ana, la de Ribeira, celtista convencida, aficionada del Academia Octavio, la que reclama hacer el saque de honor en Balaídos, está preparada para asaltar los cielos.

En Londres, ante la indiferencia de la realización televisiva (que siempre penaliza los concursos) y el ninguneo de ciertos comentaristas, Peleteiro llevó sus sueños un poco más lejos. Compitió al máximo de sus posibilidades, algo que siempre hay que reclamar a los atletas y que la gallega cumple a rajatabla últimamente. No falló en la calificación, donde estuvo cerca de su marca personal. Y tampoco lo hizo en la final. Habría quien podría pensar que los focos, el escenario, las rivales, la presión podían ejercer alguna influencia negativa en ella, pero sucedió justo lo contrario. Encontró ahí la motivación y la paz necesaria para afrontar una gran competición. La misma paz que buscó con su decisión de marcharse a entrenar a Guadalajara a las órdenes de Iván Pedroso. Con Nelson Évora, con Yulimar Rojas (campeona del mundo desde ayer) formó un grupo de trabajo que ha vuelto a sacar lo mejor de ella. Todo ellos se transmitió en el estadio de Stratford.

Y eso que el concurso no comenzó demasiado bien para ella. Un salto inferior a catorce metros en su primer intento (insuficiente para meterse en la soñada mejora), un nulo en el segundo. La eliminación sobrevolaba por encima de ella. Era una posibilidad evidente. Pero entonces salió lo mejor de ella. Ese gen competitivo que impresionaba a quienes dirigieron sus pasos desde el comienzo, en quienes la veían competir cualquier día. Sometida a esa presión, la de Ribeira se fue hasta los 14,23 metros. Mejor marca personal, récord gallego y la posibilidad de seguir compitiendo en la final. Tres saltos más para llevar más lejos sus marcas. Sucedió entonces que en el cuarto salto hubo un mal apoyo, la pierna se enganchó y tuvo que retirarse de la competición. Un pequeño borrón en una actuación maravillosa, un revés del destino en un día que, como ella misma dijo, "era para saltar mucho". Pero ahí queda la marca, el séptimo puesto y el convencimiento de que el futuro es de ella.

La gallega aseguró que se marcha de la capital británica "contenta y con rabia" y reiteró que ha "demostrado" que puede "competir con las mejores". "Estoy contenta porque puedo decir que estoy entre las ocho mejores del mundo, pero también con rabia porque era mi día: estaba muy bien y podía haber hecho un salto más largo. No obstante, ha sido una temporada perfecta: he hecho mejor marca personal y lo único que me interesa ahora es recuperarme", explicó.

"Estoy entrenando para estar entre las mejores y tengo la suerte de entrenar con la actual campeona del mundo (Yulimar Rojas). Tendré que seguir aprendiendo de ella e intentar cogerla en los entrenamientos para estar a su nivel", indicó.

"He demostrado que, aunque muchos dijeron que Ana Peleteiro no estaba, estoy aquí, peleando con las mejores y eso es lo que de verdad importa", prosiguió reivindicativa.

Yulimar Rojas, nueva reina mundial del triple salto

Mientras, su compañera de entrenamientos, la venezolana Yulimar Rojas, de 21 años, arrebató a la colombiana Caterine Ibargüen el cetro mundial de triple salto con una marca de 14,91 metros, sólo dos centímetros más que la campeona olímpica.

Ibargüen, que aspiraba a ser la primera atleta en conquistar tres títulos mundiales consecutivos, se va de Londres, como en los Juegos de 2012, con la medalla de plata, y la kazaja Olga Rypakova -titular olímpica aquí hace cinco años- con la de bronce (14,77).

La final femenina de triple ofrecía uno de los duelos más apasionantes de los campeonatos y que confirmó el futuro tan escandaloso que le espera a Yulimar Rojas. A ese tren se ha subido Ana Peleteiro. La joya del atletismo español vuelve a relucir más que nunca.