Si el Tour de Francia se decide en la montaña, la sentencia definitiva se dictará hoy en el ascenso al mítico Izoard, de categoría especial, el último puerto importante de esta edición. A dos días de la contrarreloj definitiva de Marsella, el pelotón, que se lanzará desde Briançon, afronta la que muchos señalan como la etapa más peligrosa, la llegada en alto más dura, tras recorrer 179,5 kilómetros.

Sus 14,1 kilómetros con una pendiente media del 7,3 % pero con un explosivo final por encima del 11 %, serán la última oportunidad de los escaladores de abrir hueco con los especialistas en la contrarreloj.

Será la primera vez que el Tour instale su meta en este legendario puerto, donde los organizadores ha decidido doblar los puntos del premio de la montaña. Antes, habrán ascendido la cota de las Demoiselles Coiffés, de tercera categoría, y, sobre todo, el Col de Vars, de primera, cuya cima se sitúa a 50 kilómetros de la meta. Pero en sus rampas comienza una etapa que no deja de tener dificultad hasta que se corone el puerto del Izoard.