El presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), Ángel María Villar, y su hijo Gorka, fueron detenidos ayer en una operación anticorrupción llevada a cabo por la Guardia Civil, acusados de desviar fondos de los partidos de la selección española para enriquecerse ilícitamente.

La detención de Villar, que lleva 29 años al frente de la Federación, se produjo 58 días después de su reelección y dos días antes de la Asamblea General en la que se debía conocer el calendario para la próxima temporada de la Liga de Primera y Segunda División. Todo ha quedado aplazado hasta nuevo aviso. Villar durmió ayer en el calabozo y está previsto que pase a disposición judicial o mañana o el viernes.

Al margen de Villar -detenido por la mañana en el centro de Madrid- y de su hijo, también fueron detenidos el vicepresidente de la RFEF y presidente de la federación tinerfeña, Juan Padrón, y el secretario de esa federación regional, Ramón Hernández Baussou, en una operación que sigue abierta y en la que hay también seis investigados, entre ellos el presidente de la federación valenciana, Vicente Muñoz.

La Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil registró el domicilio de Villar y la sede central de la Federación en Las Rozas -donde se invitó a los empleados a abandonar las oficinas-, así como otras ocho federaciones territoriales: Andalucía, Comunidad Valenciana, Baleares, Las Palmas, Tenerife, Extremadura, Ceuta y Melilla. No se descartan nuevos registros en otras federaciones durante los próximos días.

Los delitos de los que se acusa a los arrestados son cinco: administración desleal, apropiación indebida, corrupción entre particulares, falsedad documental y posible alzamiento de bienes. Todos ellos en relación con la organización de partidos internacionales.

Los investigadores apuntan a que Villar, que tiene 67 años y lleva 29 en el cargo, cobraba comisiones por la celebración de partidos de la selección y se servía de su puesto para la contratación de servicios y otras relaciones comerciales en beneficio de su hijo, abogado experto en derecho deportivo y al frente de varias empresas, donde eran desviadas cantidades de dinero. También sospechan que Villar utilizó recursos económicos de la Federación para favorecer a líderes territoriales afines a cambio de votos para lograr su reelección.

Aunque las pesquisas parten de una denuncia del Consejo Superior de Deportes (CSD) presentada en 2016, fuentes de la investigación detallaron ayer que se investigan hechos desde 2009, entre ellos dos partidos amistosos entre España y Corea del Sur celebrados en 2010 y 2012, durante las fases preparatorias del Mundial y la Eurocopa que ganó la selección de fútbol en esos años. Los agentes investigaron también durante meses los movimientos de la cúpula federativa y lograron escuchas telefónicas.

Denuncia

La sospecha es que ambos se habrían excedido en su labor de gestión del patrimonio de la federación, habrían favorecido la contratación de sociedades de las que obtendrían comisiones y formarían parte de una "operativa continuada de apropiación indebida" de fondos de la federación tinerfeña que habrían recalado en otra sociedad gestionada por ambos.

La Operación ha sido bautizada como Soule -que toma el nombre de un juego de pelota medieval- y fue ordenada por el juez de la Audiencia Nacional Santiago Pedraz, que también ha pedido que se registren otros domicilios particulares y despachos como el de la empresa de Gorka Villar, Sport Advisers SL. El paso de Villar a disposición del juez Pedraz está previsto para mañana o para pasado, según los investigadores.

Villar tiene abierta otra causa judicial -instruye el caso un juzgado de Majadahonda (Madrid)- por un supuesto trato de favor a los clubes Recreativo de Huelva y Marino (Tenerife), y en los últimos tiempos se ha visto obligado a devolver al Consejo Superior de Deportes 1,2 millones de euros como subvención para edificar una escuela de fútbol en Haití que nunca se llegó a realizar. Pese a la devolución, el caso sigue abierto en el citado juzgado, donde Villar fue citado a declarar, situación por la que ya tuvo que pasar antes de las elecciones de 2004.

Lo que ya parece evidente es que el episodio de ayer, independientemente de cómo acabe, supone el punto final a treinta años de gobierno de Angel María Villar al frente del fútbol español. De este episodio ya es imposible que regrese. Su adiós finalmente no se ha producido a través de unas elecciones como se podía esperar sino por una denuncia de Miguel Angel Cardenal, el trabajo de la Guardia Civil y unos meses en los que le pincharon los teléfonos. Un cataclismo.