Solange Pereira hizo realidad ayer un sueño que lleva tiempo persiguiendo. La mediofondista canguesa logró en la reunión de la Diamond League celebrada en Rabat (Marruecos) la mínima para el Mundial de Londres de agosto en la prueba de los 1.500 metros.

La atleta gallega finalizó la carrera con la mejor marca de su vida y que le abre de par en par las puertas de una de las grandes competiciones internacionales. Después de haberse quedado cerca de estar en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro hace un año, Pereira logró finalmente su pasaporte para el Mundial de Londres que promete ser apasionante.

Lo consiguió gracias a una carrera extraordinaria en la que firmó un crono de 4:06.39, la mejor marca de su vida que además supone un nuevo récord gallego de 1.500 metros. Pereira fue ambiciosa desde el comienzo. Necesitaba correr por debajo de 4:07.50 que era la marca que se exigía para estar en Londres. El mejor registro de su vida, logrado hace poco, era de 4.08:29. Una pequeña distancia que en el atletismo es un mundo. La gallega estaba confiada porque recordaba recientemente que cada vez que había tenido que intentar hacer marcar este año siempre había sido capaz de bajar de 4:10, lo que la había llenado de optimismo. Solo necesitaba encontrar una carrera ideal, las condiciones y las rivales para rebajar ese segundo y pico. Por eso Pereira sabía que su día era el de ayer. La Diamond League lo cambia todo. Liebres de primer orden, rivales extraordinarias, carreras rápidas. Desde hace tiempo su entorno había trabajado con la intención de meter a Solange en una de estas reuniones, conscientes de que esa circunstancia sería decisivo para sus intenciones. Y así fue. Solange salió valiente, sin cebarse en exceso, aunque sin perder de vista a las primeras clasificadas. La posición importaba relativamente poco y lo esencial era mantenerse dentro de ese tren que estaría por debajo de 4:10.

Pereira fue perdiendo posiciones en la última vuelta contra atletas que perseguían otros objetivos, pero su garra y calidad hicieron que no perdiera fuerza en su carrera para detener el cronómetro en esos 4:06.39, un segundo por debajo del registro que se reclamaba para estar en Londres dentro de unas semanas peleando con las mejores mediofondistas del mundo. Una alegría descomunal para una de las personalidades más fiables del atletismo español en estos momentos y alguien que había hecho méritos para disfrutar de una alegría semejante.

Ahora la temporada de la canguesa entra en una fase diferente. Liberada de la presión de la mínima, con el billete garantizado para el Mundial, puede entrenar de un modo diferente con la idea de llegar a esa cita en buenas condiciones para hacer un buen papel. No es extraño que muchas deportistas se saturen en busca de la mínima y terminen por llegar a esa competición destrozados. En el caso de Solange Pereira, la mínima ha llegado justo el día que había planeado, en el que tenía puestas muchas esperanzas. Esta semana lo confesaba en unas declaraciones a FARO: "En Rabat tiene que caer. Es el día para hacer la mínima". No se equivocaba la atleta de origen portugués y que lleva mucho tiempo afincada en Cangas.