No podía tardar en llegar el primer campeón de Europa de balonmano playa nacido en Galicia. Víctor Rodríguez, el muchacho formado en la prolífica cantera del Seis do Nadal y que en la actualidad defiende la camiseta del Valladolid, ha tenido ese honor. En Zagreb la selección española se impuso el domingo a Rusia en la final de una disciplina que no para de ganar adeptos y en la que España ocupa un papel sobresaliente. Al equipo compuesto tradicionalmente por jugadores formados en Andalucía o el Levante (donde antes cuajó el balonmano sobre arena) se ha incorporado con éxito Rodríguez.

Este vigués, lateral izquierdo, le parece admite que no se podía imaginar tal cosa cuando siendo cadete se lanzó a la playa a jugar su primer partido sobre la arena: "Me sucedió como en el de pista. Empecé a jugar por mis amigos. Y cuando estaba en los cadetes del Seis do Nadal me dijeron de probar a jugar algún partido de balonmano playa y la verdad es que me gustó mucho. Y a partir de ahí ves que cada día lo haces mejor, disfrutas....y hasta aquí".

España consiguió el Croacia un título que tampoco se había planteado como una obligación: "Ya tenemos un nivel. Somos de los mejores equipos de Europa y del mundo. Para nosotros la medalla de oro no era algo que nos hubiéramos planteado como obligatoria, pero sí estaba en nuestra mente subir al podio. El equipo jugó muy bien y tuvo la suerte necesaria en este tipo de torneos para conseguir la victoria".

Rodríguez forma parte también del relevo generacional que en los últimos años ha afrontado la selección de balonmano playa: "Se han hecho cambios en los últimos años. Algunos por lesión, pero es verdad que ha entrado gente nueva en los últimos años. Pero al final se armó un buen bloque, sin jugadores que destacasen por encima del resto y todo eso se notó en la pista".

Cansado por el torneo, la celebración y el largo viaje de vuelta desde Zagreb que concluyó al mediodía de ayer en la estación de tren de Guixar, el jugador vigués explica que su amor por esta modalidad fue viniendo poco a poco y que tuvo su gran momento cuando en 2014 le llamaron por primera vez de la selección española: "Nunca caes en la cuenta de que tienes condiciones. No lo piensas. Juegas sin darle más vieltas a la cabeza. Sí es verdad que cuando empiezas a ir a la selección, a las concentraciones previas, ves que tienes cualidades pero sobre todo que hay muchas cosas en las que tienes que progresar. Te fijas en los jugadores de otros lugares y te das cuenta de que hay margen de mejora. Así es como he conseguido ir sintiéndome cada vez mejor en la arena".

El balonmano playa es una modalidad joven, con una importante capacidad de mejora en el futuro a corto plazo: "En Galicia lo estamos notando mucho porque en el sur y en el levante estaba algo más extendido, pero aquí se han ido haciendo las cosas mejor en los últimos años y creo que pronto tendremos equipos compitiendo con los mejores a nivel nacional".

Las claves de este deporte las tiene claras el lateral del Valladolid: "A la gente le engancha. Tanto el juego como el ambiente, lo que se organiza alrededor de los partidos. El trabajo de los "Arena 1000" que son los torneos que organiza la Federación Española de balonmano es fabuloso".

Se le plantea un dilema cuando tiene que elegir entre el balonmano en pista -en el que se ha criado siempre- y el balonmano playa con el que vive un espectacular romance. Duda un instante y finalmente admite que "lo paso mejor en la arena. Al final estás jugando al balonmano, el deporte que te gusta,en un ambiente más distendido. Hay música, la gente baila... está todo muy bien planificado". Y sentencia: "No creo que me saquen de la playa en el futuro".

Víctor Rodríguez ha vivido su primera temporada en las filas del Valladolid, al que llegó el pasado verano. Está encantado con la experiencia y tiene claro que no se va a mover en un tiempo: "Es una ciudad que te acoje muy bien, la gente es cercana y los nuevos que fuimos para allí estamos a gusto. Deportivamente me siento bien. La gente va a Huerta del Rey todos los fines de semana y es una maravilla jugar al balonmano en ese ambiente. Tengo dos años más firmados y no tengo dudas de que sigo seguro".

En Valladolid no le ponen pegas a que en verano mate el tiempo disfrutando del balonmano en la playa, algo que en algunos clubes sí supone un pequeño contratiempo: "Hay equipos en los que hay algún problema, pero al final la decisiónla toman de un modo individual en función de la edad, de si has tenido problemas físicos durante la temporada... Yo estuve bien, sin lesiones ni problemas. Es una carga jugar un torneo así, pero no supone un inconveniente para mí".

Ahora le esperan unas semanas en las que seguirá pisando la arena en diferentes torneos en Galicia antes de iniciar en agosto la pretemporada con el Valladolid. A largo plazo comienza ya a pensar en el Mundial de Rusia que se disputa dentro de un año y en el que espera engordar un palmarés que se estrenó este fin de semana. La primera medalla de oro ya descansa en su casa.