El Rápido de Bouzas escribió ayer la página más gloriosa de sus 104 años de historia en un día que recordarán toda una vida. El conjunto vigués jugará en la Segunda División B tras hacer conseguir un empate en el campo del Peralada (2-2) y hacer valer el valor doble de los goles en campo contrario.

Pablo Carnero adelantó a los de Patxi Salinas con un tremendo zurdazo, aunque reaccionó el Peralada dándole la vuelta a la eliminatoria y comprometiendo el futuro de los vigueses. Diego Diz a falta de media hora para la conclusión del partido aprovechó un rechace del meta local para hacer el gol del ascenso. Los gerundenses lo intentaron hasta el final, pero el cuadro del Baltasar Pujales supo jugar sus bazas para lograr la promoción a la tercera división del fútbol nacional. La guinda a una temporada impecable de los aurinegros que han firmado una fase de ascenso impecable tras apear al Cayón, Santa Brígida y Peralada.

El partido fue fiel a la tensión de esta clase de duelos. Mucho respeto en los primeros compases del partido. Tanto los de Arnau Sala como los de Patxi Salinas trataron de imponer su fútbol sobre el irregular césped del municipal de Peralada, un terreno en el que los catalanes se adaptaron mejor en un principio. La primera aproximación del duelo llegó en un centro desde la derecha con mucha intención de Cesc Clotet al que Forgas no llegó por poco. El Rápido, con algunas dudas en defensa, basaba su juego ofensivo en fútbol directo buscando que Carnero construyese con su capacidad técnica. La tuvo clara el conjunto del Alto Ampurdán antes de la media hora de juego. Salida a tierra de nadie de Diego, el balón le queda franco a Forgas en su pierna izquierda y con la portería vacía aunque desde posición lejana envió la pelota fuera. Mala decisión del portero gallego -uno de los mejores en esta fase de ascenso con mucha diferencia- que, por fortuna, no repercutió en el marcador. Le costaba mucho al cuadro aurinegro, ayer con la segunda equipación blanca, llegar a las inmediaciones de Gianni. Youssef, con un lanzamiento ligeramente desviado, lo probaba superada la media hora. Era la antesala del gol. En una jugada muy embarullada de ataque, el cuero le cayó a la zurda a Pablo Carnero y éste engatilló un lanzamiento imparable para Gianni que se coló junto al palo derecho de la portería del Peralada. Sin embargo, poco le duraría la alegría al equipo del Baltasar Pujales. Apenas sacar de centro, Cesc Clotet ganó línea de fondo por banda derecha, cedió atrás para que Xavi Boniquet, tras acomodarse el disparo y superar a un defensor con un amago, pusiera la pelota en la escuadra derecha. El Rápido ponía de manifiesto que el centro de la defensa -una demarcación en la que ha acumulado un buen número de bajas durante la temporada y agravada tras la expulsión de Adrián la semana pasada- era una línea especialmente vulnerable. Se equilibraba la eliminatoria camino del asueto y, pese a dos intentos del Peralada, el marcador ya no se movería al descanso.

Se reanudó el partido con equilibrio, aunque de nuevo era el Peralada el que llevaba el peso del encuentro. Clotet generaba mucho peligro por la derecha, aunque era Coro el que provocaba una falta escorada a la derecha que él mismo se encargó de transformar en el 2-1. Disparo potente al segundo palo del habilidoso atacante, nadie toca el balón y éste se aloja en el fondo de las mallas. Necesitaba un gol otra vez el cuadro de Patxi Salinas para lograr el ascenso. Precisamente el míster vasco introducía a Pardavila por Tomás, tratando de revitalizar la línea ofensiva. Poco a poco el Rápido fue comiendo el terreno al Peralada. Y surtió efecto el plan de Salinas. Diego Diz aprovechó un rechace de Gianni a cabezazo de Pardavila para poner de nuevo por delante en la eliminatoria a los vigueses tras un disparo cruzado.

El Peralada entró en pánico al verse por debajo del marcador y el Rápido, a diferencia de lo sucedido tras el primer gol, comenzó a gestionar con inteligencia el tiempo y las posesiones. Incluso pusieron cerco a la portería de los catalanes y estuvieron cerca de culminar alguna de las llegadas. Mucho mejor plantados en el campo los de Bouzas, ocupando el terreno mucho mejor.

Los verdiblancos miraban al cronómetro y se impacientaban, mientras que el Rápido empezó a gestionar las posesiones y a arañar segundos al encuentro. En la recta final, con los centrales locales incorporados al ataque, tanto Valho como Estellés disfrutaron de claras ocasiones para hacer el 3-2. Más producto de los nervios de los vigueses que del buen oficio de los catalanes. Se habían pasado casi toda la eliminatoria tratando de llevar la pelota por abajo, pero en los últimos minutos no encontraron mejor solución que bombear balones. Pero en esos minutos Diego se mostró muy seguro bajo los palos y el Rápido, tras un agónico descuento de más se seis minutos, pudo gritar al cielo su inmensa felicidad.