Fernando Alonso había buscado refugio en Indiana ilusionado en conseguir en las 500 Millas bálsamo a las penurias pasadas los últimos años en la Fórmula 1 con el McLaren-Honda, pero la maldición viajó con él hasta Indianápolis. De nada le sirvió haber encontrado cobijo en uno de los equipos punteros de la competición, el patroneado por Mario Andretti, ni siquiera contar con un propulsor Honda que le había dado la potencia que le niega en el "Circo" y con el que había logrado la quinta plaza en la parrilla de salida. De la fuerza del equipo y de la potencia del propulsor dan fe la victoria del japonés Takuma Sato, pero ese mismo motor traicionaba al ovetense a una veintena de vueltas para el final y cuando siendo séptimo luchaba por el triunfo. La cara de felicidad de los últimos días se trocó en tristeza.

"Merecíamos al menos haber acabado la carrera", comentaba Alonso a la televisión estadounidense poco después de ver cómo su monoplaza se paraba en plena recta de meta. "Hemos estado entre los mejores y me he sentido competitivo. Ha sido una gran experiencia? Si vuelvo ya tendré algo adelantado, he aprendido mucho y será más fácil".

Claro que Alonso había sido competitivo. En una carrera en la que todo es superlativo (33 coches en pista, de los que acabaron sólo la mitad; 350.000 espectadores, una bandera roja y siete amarillas, más de tres horas de concentración extrema para afrontar sus 200 vueltas con 800 curvas todas a la izquierda, siete paradas para cambiar neumáticos y repostar, diez líderes diferentes?) estuvo siempre en el grupo de cabeza. Se despistó una milésima en la arrancada y ello le hizo caer de la quinta plaza a la novena, pero no tardó en coger las medidas al óvalo más famoso y cinematográfico para dar inicio a un festival de adelantamientos. Tantos que cuando se cumplía el giro 37.º tomaba la cabeza tras adelantar al estadounidense Rossi, el vencedor del pasado año?

El primer cuarto de carrera fue limpio, rápido. Sin accidentes ni sus consecuentes parones. Pero en el giro 53 el neozelandés Dixon no pudo eludir el monoplaza del británico Howard tras tocar éste el muro y emprendió un vuelo escalofriante que le llevó contra las vallas. Tan aterrador en las imágenes como afortunadamente incruente en las consecuencias. Un accidente que provocó una bandera roja en pista cuando Alonso lideraba la prueba y el primero de los muchos parones que sufrió una carrera ya larga en condiciones normales y que se acabó haciendose eterna.

Repostaje tras reportaje, bandera amarilla tras bandera amarilla, Alonso fue sorteando obstáculos rodando siempre entre los mejores. Cada repostaje suponía un cambio de posiciones en pista, pero cumplidas 130 vueltas volvía el asturiano a situarse en cabeza. Rozando los muros, adelantando sin distingos por el interior o el exterior, hizo buena la máxima que dice que en Indiana hay que cubrir las 170 primeras vueltas para no perder y correr las treinte últimas para ganar. Y justo cuando quedaban una treintena de giros (75 millas, 120 kilómetros) realizaba el último repostaje para irse por la victoria...

Ya no había nada que guardar. Era noveno y había que correr con el cuchillo entre los dientes, buscando el límite. A 27 de la conclusión supera al australiano Davison; a 24 da cuenta del brasileño Kanaan. Ya es séptimo. La televisión norteamericana aprovecha para mostrar las imágenes de un joven Alonso ganador en 2005 de su primera corona en la F1. Pero la maldición rondaba el óvalo. A 21 del final el motor Honda se rinde y deja tirado al asturiano en plena recta de meta. La ovación del público no le evita el berrinche. Pasados unos minutos se quita el casco, compone una triste sonrisa y apunta ante las cámaras la posibilidad de regresar. No renuncia a la "triple corona". Ya ganó dos veces el GP de Mónaco y quiere hacerlo en Indiana y las 24 Horas de Le Mans...

Poco después de haber quedado el asturiano fuera de carrera era el otro español en pista, Oriol Serviá, quien sufría un accidente cuando luchaba por hacerse con un puesto en el podio que finalmente completaban Sato -primer japonés que gana en Indianápolis-, el brasileño Castroneves, que buscaba su cuarto título, y el británico Chilton.

Alonso regresará en un par de semanas a norteamérica para disputar en Montreal el GP de Canadá. La Indy deberá esperar.