Juanmi impidió en el descuento que el Celta le brindase una victoria a Eduardo Berizzo en el partido de su despedida como entrenador céltico y que finiquitaba una de las temporadas más brillantes del equipo vigués. El fútbol se mezcló ayer con sentimientos de pena y de rabia por la marcha del técnico argentino al no alcanzarse un acuerdo para la renovación de su contrato. De esa confusión anímica en Balaídos no supo aprovecharse la Real Sociedad, que perseguía la quinta plaza de la clasificación general.

El equipo donostiarra tuvo que conformarse con un empate, que le permite finalizar sexto, porque falló en las cuatro claras ocasiones de gol que generó en el primer tiempo y porque permitió que, tras el descanso, el Celta cobrase ventaja en el marcador en dos ocasiones: con el tanto desde el punto de penalti de Iago Aspas y con el misil que lanzó Hjulsager cuando se cumplía el tiempo reglamentario. Oyarzabal había aprovechado minutos antes un error de Jonny para empatar y Juanmi realizaba un certero remate de cabeza en una de las últimas acciones de un partido que reunió sobre el campo a dos entrenadores que han contribuido a que Balaídos celebre el buen juego coreando la frase "fútbol de salón".

El bueno toque ha primado en el Celta en los últimos tiempos. La etapa de Berizzo en Vigo se inició el 24 de agosto de 2014 con un triunfo ante el Getafe (3-1). Desde entonces, ningún celtista olvidará triunfos tan celebrados como los de las dos últimas visitas del Barcelona o la goleada al eterno rival. El balance general de este ciclo se resume en dos semifinales de la Copa del Rey y una de la Europa League, así como un sexto y un octavo puesto en la Liga.

El empate de ayer deja al Celta en la decimotercera posición, a la que cayó después de encadenar seis derrotas. El esfuerzo por manterse vivo en tres competiciones le pasó factura en el último tramo de una temporada en la que disputó sesenta partidos oficiales.

El de ayer lo afrontaron los célticos sin ningún aliciente deportivo y después de conocer veinticuatro horas antes que su entrenador no continuará la próxima temporada en Vigo. Además, del once titular faltaban el sancionado Hugo Mallo y el lesionado Nemanja Radoja. Los nueve restantes eran los mismos que a punto estuvieron de ganar en Old Trafford hace diez días. En su última alineación, Berizzo eligió a Marcelo Díaz y a Andreu Fontás para suplir a los dos ausentes.

El Celta se presentó a la cita con ganas de agradar a su gente y a su entrenador y se entregó con generosidad para dominar el juego ante un rival que también proponía buen fútbol. El equilibrio se rompía en el centro del campo, donde los de Eusebio Sacristán sí encontraban a sus delanteros para poner en apuros a Sergio Álvarez. El guardameta que estaba destinado a la suplencia, aprovechó las lesiones de Rubén Blanco para convertirse en una de las figuras del equipo. Ayer compartió ese premio con Aspas, que se esforzaba por sumar más goles para asegurarse el Trofeo Zarra como máximo goleador español de la Liga.

El de Catoira protagonizó dos grandes intervenciones en la primera mitad, en un cabezazo de Willian José a bocajarro y un remate cruzado de Vela que desvió con los pies. Después, Cabral y Jonny salvaron bajo palos dos remates que se iban a la red.

Los de Berizzo se marchaban con vida al descanso por el buen trabajo de su portero y de su defensa. De su delantera no había noticias, sobre todo de un Guidetti que ya no regresó al campo. Fue sustituido por Jozabed, uno de los más brillantes en este cierre de curso en el Celta. Con el andaluz en el campo, la Real Sociedad no vio la pelota. El mayor beneficiado fue Aspas, con el que buscó constantes asociaciones. Entonces, Balaídos afrontaba las penas celebrando el buen juego de su equipo ante un rival que veía peligrar su clasificación directa para la fase de grupos de la Europa League. Ese mismo lugar que había ocupado el Celta un año antes y que le permitió vivir hermosas noches en la competición continental.

El equipo vigués volvía a sentirse cómodo en el campo, neutralizando a rivales del talento de Xabi Prieto, Oyarzabal o Vela. El portero Rulli evitaba un gol de Jozabed al culminar una jugada con Aspas. El moañés provocaba un penalti en la siguiente acción y no fallaba desde los once metros para anotar el décimo noveno tanto en la Liga y el décimo de penalti, con pleno acierto desde esa distancia.

Con el marcador a favor, Balaídos se entregaba a recordar a Berizzo y a agradecer el juego de su equipo, que siguió buscando la portería rival.

Ese descaro volvió a pasarle factura ayer cuando Jonny perdió el balón en el inicio de una jugada y permitió que Oyarzabal rematase solo desde la izquierda para fusilar a Sergio Álvarez.

Con el empate, en el partido irrumpió un invitado inesperado: el danés Hjulsager, que sustituyó a un exhausto Daniel Wass. El joven centrocampista buscó el disparo en el minuto 84, pero Rulli se lo interceptó. No llegó el portero argentino al que Hjulsager le envió seis minutos más tarde. Balaídos se alegraba de que Berizzo se despidiese con una victoria. Pero la alegría no pudo ser completa, como ya es habitual en el equipo vigués. En el descuento, Juanmi remató de cabeza un saque de esquina y estropeó el homenaje de Balaídos a Berizzo y a un Celta que cierra una brillante temporada.