El colombiano Nairo Quintana (Movistar) acudió puntual y poderoso a la cita de los escaladores en el temible Blockhaus, en cuya cima dio un doble golpe tras un vuelo en solitario que le permitió enfundarse la 'maglia' rosa de líder del Giro.

Un golpe de autoridad facilitado por la mala suerte de dos rivales directos, el español Mikel Landa y el británico Geraint Thomas (Sky), eliminados a 14 kilómetros de meta por una caída provocada por la moto de un policía mal aparcada en el borde de la carretera.

Con el Sky descabezado, Quintana se ocupó de continuar la estrategia de su equipo y de asestar un golpe definitivo a 4,8 de meta, cuando el cóndor boyacense abrió las alas en solitario hasta anidar en la cima del Blockhaus, "el búnker", donde alzó los brazos con un adelanto de 24 segundos sobre sus primeras víctimas, el francés Thibaut Pinot (Francaise) y el holandés Tom Dumoulin (Sunweb).

Fueron los primeros del estropicio, aunque ambos salvaron la jornada, sobre todo Dumoulin, que podrá lucirse en la crono de 40 kilómetros del martes e incluso pelear la 'maglia' rosa de Nairo.

Mayor peaje pagaron Mollema, a 49 segundos del colombiano, y Nibali, a un minuto, desfondado desde lejos. Dos minutos y 14 segundos cedió el ruso Zakarin y más de cuatro Geraint Thomas, ya eliminado en la general.

Y en el colmo de la desgracias se situó Mikel Landa. De colíder al limbo. El español, descorazonado, cruzó la raya a 27 minutos. Adiós al Giro. Una jornada "unipuerto", corta pero peligrosa por el muro final en el Blockhaus, primera cita seria del Giro después de 9 días de reposo activo. Marcada por los favoritos, y señalada a fuego por el Movistar y el propio Quintana, quien ya había avisado de que habría diferencias en el "Alpe D'Huez italiano", donde esperaban 13 kilómetros al 8,4 por ciento sin apenas descanso, muy similar al coloso de los Alpes.

A 22 de meta el pelotón rodaba compacto y con las orejas tiesas esperando el coloso de los Montes Abruzzos, en Los Apeninos, donde se estrenó en una carrera grande, en 1967, un tal Eddy Merckx, y donde también dejó su sello el español José Manuel Fuente en 1972, el "Tarangu".

Todo estaba preparado para la primera gran batalla del Giro cuando un elemento inesperado se coló en la fiesta para estropearla. Un corredor del Sunweb se tragó la moto de un policía, mal aparcada en el margen izquierdo de la calzada y se organizó una montonera que mutiló gravemente las opciones del Sky. Sus dos líderes, Thomas y Landa, se fueron al suelo. Heridos se levantaron y siguieron la marcha, pero los rivales ya se habían esfumado en las rampas del Blockhaus.

Anacona y Amador lanzaron a Quintana en la subida. Cedió pronto el líder Bob Jungels y el grupo principal se redujo a 15 unidades. Mano de hierro en la escuadra española, con un ritmo que puso el gancho en el cuello a todo el mundo, menos al jefe. Un primer ataque de Quintana a 6,7 de meta eligió a Nibali y Pinot, pero aún quedaba lo más cruel. Tres ataques más del boyacense terminaron por dejarle como dueño absoluto de la carretera. Cayó el "Tiburón" italiano, resistió a un puñado de segundos Pinot y se unieron al francés Mollema y Dumoulin.

Mollema también tiró la toalla. Quintana, que asestó el golpe definitivo a 4,7 de la cima, abrió las alas para pronunciar el monólogo de la victoria. El nuevo líder dijo que su intención ayer "era demostrar" que sus piernas y las del equipo "están bien" y sobre todo "tratar de obtener diferencias con vistas a la crono" de mañana.