Máxima crueldad para el Celta juvenil que se despidió de la Copa de Campeones tras caer ante el Málaga en la semifinal disputada en O Couto por 3-2. Un partido resuelto en un descuento que los vigueses afrontaron con nueve jugadores tras las expulsiones de Pedro y Riki. Un final amargo para un equipo que había ofrecido una magnífica imagen y que se había sobrepuesto al hecho de jugar en inferioridad casi todo el partido. Y cuando parecía que los penaltis decidirían el duelo llegó el mazazo final.

El Celta juvenil se adelantó poco antes de la media hora de juego por medio de Alberto Solís, un tanto que hacía justicia con la buena primera parte de los vigueses que habían dispuesto de más y mejores ocasiones que los actuales campeones de este torneo.

Pero el partido se torcería al poco de comenzar el segundo tiempo después de que el árbitro, del que los vigueses se quejaron amargamente, les dejase con diez futbolistas por expulsión de Pedro en el minuto 47. En esa misma acción se pitó penalti pero el céltico Galnares detuvo el lanzamiento de Jony.

Pese a jugar en inferioridad el Celta no renunció a atacar y aunque el Málaga disponía también de ocasiones, el partido se convirtió en un ida y vuelta. Sin embargo, los andaluces encontraron un premio exagerado por medio de los goles de Alberto y Escardo en el 73 y 84, que ponían muy cuesta arriba el partido para los vigueses. Pero no desfallecieron. Pese a jugar con diez se fueron en busca de los andaluces y Ton, a pocos minutos del final, logró el empate a dos goles. Pero la crueldad no se acabaría ahí. Tras quedarse con nueve por la expulsión de Riki, el Málaga anotó el 3-2 en el descuento por medio de Escardo y apeó a los vigueses del torneo de un modo tan cruel como injusto.