Julio Vilas tuvo un papel protagonista en la fase de grupos y más puntual en los cruces. Toda su temporada tiene el mérito añadido de la lesión que está soportando. Una dolencia diagnosticada al principio como protusión y ahora recalibrada y que le adormece la cadera. Vilas debe medir cada esfuerzo y se dosifica, por ejemplo, en los calentamientos. "La lesión está ahí. Llevo tiempo arrastrándola. Seguimos adelante", resume. Ayer, más que las molestias, contaba el "alivio enorme y la felicidad sobre todo, mucha felicidad".

Vilas atribuye el mal inicio a "los nervios de la final, de jugar en casa. Habíamos fallado ocasiones claras. Pasado ese nerviosismo, se ha visto que somos una familia". Y sobre su papel, puntual pero clave, indica: "Somos un equipo. Tenemos muchas variedades. En algunos partidos hace falta más defensa. En otros, más ataque. Estamos contentos. Todos hemos hecho un gran trabajo y se ha visto reflejado en el torneo".