El Mecalia Guardés se quedó a las puertas de la final en un partido que ganó el que menos fallos cometió. Fue una semifinal de alto nivel balonmanístico donde, con lo visto en la pista, cualquiera de los dos equipos podía haber ganado y donde las porteras de ambos equipos, sin duda, fueron las protagonistas del choque al encajar menos de cuarenta goles en total.

Con tan solo una semana de diferencia se volvían a ver las caras el Super Amara BeraBera y el Mecalia At. Guardés pero en esta ocasión no era en la liga sino en la semifinal de la Copa de la Reina, con un puesto en la final en juego.

El partido comenzó con un ritmo vertiginoso y ambas defensas parecían un muro infranqueable donde era muy complicado penetrar. Las más de 2.000 personas que había en el pabellón desde el primer minuto vibraron con el espectáculo. En los primeros cinco minutos fue el Mecalia Guardés el que llevó el mando en el marcador (1-3), aunque pronto Ana Isabel Martínez se encargaría de dejarlo en tablas. Rosario Urban volaba desde el extremo para marcar goles y la primera línea del Super Amara BeraBera respondía subiendo a las alturas y marcando. El balón parecía que tenía alas ya que tenía una velocidad infernal. África Sempere colocaba a su equipo por primera vez con una renta de tres goles (4-7), algo que comenzaba a preocupar a Montse Puch ya que veía cómo sus jugadoras eran incapaces de perforar la portería del Guardés con una Marisol Carratú en su mejor momento.

Aún habían pasado solo 15 minutos y el Super Amara BeraBera se vio en la necesidad de pedir un tiempo muerto y frenar el ritmo de las de Prades (4-8). La mente de las jugadoras vascas cambió y tras el tiempo muerto consiguieron un 3-0 que hizo que los 100 aficionados vascos se levantaran de sus asientos y aplaudieran la hazaña de sus jugadoras. Le tocó a Prades pedir tiempo muerto y hacer cambios, sacando a pista a Alesia Kurchankova y a Ana Cerqueira.

Ninguno de los dos equipos se daba tregua y peleaban como auténticas guerreras por cada balón y Maitene, a falta de cuatro minutos, colocaba el empate en el marcador (10-10) y tras la expulsión de Inés, Ana Isabel Martínez colocaba a su equipo por primera vez en el marcador, yéndose al descanso con ventaja (11-10). Quedaban treinta minutos no aptos para cardíacos.

En la segunda parte Montse Puch cambió a la portera y Ana Temprano se estrenó parando un lanzamiento desde los siete metros a África Sempere. Salieron tan enganchadas al partido todas las jugadoras que debieron pasar tres minutos hasta que alguna consiguiera marcar y las guardesas volvieron a colocarse por delante en el marcador (11-12) con tres paradas consecutivas de Estela Carrera, que había salido por Marisol Carratú. El ritmo seguía siendo frenético; iban pasando los minutos y las del Baixo Miño seguían con ventaja en el marcador en el ecuador de la segunda parte.

Una prueba del ritmo del partido es que se pasó de un fallo en contraatraque de Inés Hernández que hubiera permitido a las guardesas colocarse con tres goles de ventaja, a conseguir el empate las vascas (15-15)y tener que solicitar tiempo muerto Jose Ignacio Prades a falta de doce minutos.

La entrenadora vasca sacó en el centro de la defensa a Patricia Elorza y a Judiths Sanz, que complicaron el ataque a las guardesas y se colocaron con dos goles de ventaja a tan solo dos minutos para el final y Ana Temprano detuvo un penalti a Anthía Espiñeira que acabó siendo determinante en el resultado del partido. El Mecalia se quedó, un año más, a las puertas de la final de la Copa.