Los milagros existen y, a veces, se visten de verde. Eso es lo que ha debido de pensar Toni Pazó, técnico del Olivo, quien tras la victoria de su equipo ante el Ave Fénix Racing confesaba haber ido a misa el día anterior pese a no ser un asiduo... No, no se lo tomen a broma. En un equipo que llegó al último parón liguero en puestos de descenso, con sustanciales bajas y al borde del KO por un calendario imposible, cualquier ayuda es bienvenida.

Y se ve que ahí arriba tuvieron en cuenta sus plegarias (y las de Padín, el directivo responsable del equipo, cuyo automóvil está bendecido con una estampita de la Virgen) porque su equipo jugó como los ángeles durante poco más de veinte minutos, los que necesitó para colocarse 2-0 ante un sorprendido oponente, y se defendió como pudo, tirando de líneas apretadas al principio y de empuje cuando la técnica no llegaba.

La mañana fue casi perfecta tanto en el Pahiño como por la derrota del Monte (3-0), lástima del valioso punto que se llevó el Femiastur de su duelo con el Sárdoma (2-2). Tal vez por lo divino, lo humano o por la alineación de planetas, el caso es que El Olivo logró salir de los puestos de descenso a una semana del final de Liga. Solo había entrado en ellos en la pasada jornada, pero más que caída la situación se asemejaba a gran batacazo. Ahora depende de sí mismo aunque la situación sigue siendo complicada, pero el respiro no se lo quita nadie.

Las locales salieron en tromba con todo lo que tenían. Nati se sacó un lanzamiento de falta impecable tras cobrarse ella misma la falta que dio lugar a la acción a balón parado y el Pahiño estallaba de júbilo. El rival se jugaba dar caza al Sporting de Gijón en la pugna por la tercera plaza y no venía a regalar nada. Todo lo contrario.

Diez minutos después del 1-0 un saque de esquina enloquecía a las locales. La portera visitante no atajaba y Marta, en el segundo palo, hacía el segundo. Las cántabras intentaron lanzarse arriba. Controlaron el centro del campo, raseaban bien el cuero y jugaban por las bandas. El Olivo achicaba balones una y otra vez con una zaga muy solidaria que trabajó a destajo. Pasada la media hora, Ainhoa evitaba el primero de las visitantes desviando a córner un peligroso lanzamiento de falta. De ahí al descanso, el quiero y no puedo del Ave Fénix acompañado por sus protestas ante la señalización de varios fuera de juego.

El partido no pasará a los anales del fútbol femenino por su calidad pero derrochaba emoción en la grada y en el terreno de juego. Y eso que el conjunto santanderino se mostró como el mejor de los que por el Pahiño ha pasado en cuanto a trato del balón. Pero le faltó pegada. Un gol olímpico de Rebeca Herrera en el minuto 16 de la continuación cambiaba el escenario. La zurda mandó desde el córner una rosca perfecta que se coló por el segundo palo sin que Ainhoa fuese capaz de despejarlo. De repente, la media hora de encuentro que restaba se hacía eterna.

Sin embargo, el marcador ya no se movería. Nati peleaba arriba y el resto del equipo no se complicaba. Si acaso Irina tenía licencia para tocar, driblar o rasear, pero nadie más. Las batallas en solitario de Nati daban réditos y en un balón dividido Lucía Camisón enganchó una volea que se iba por poco. El Olivo avisaba.

Las de Toni Pazó peleaban cada bola, metían la pierna sin miedo y Nati robaba algún balón cuando bajaba para sorprender al mediocampo blanquinegro. En el 29, suya fue la mejor acción del choque: robó, se fue de dos rivales con bicicleta incluida y sacó un centro chut finalmente atajado por la guardameta. Los minutos pasaban y el milagro se hacía realidad poco a poco. Sin embargo, el drama se rondó a cuatro minutos del final. Balón entre líneas, Del Castillo se plantaba sola en el extremo izquierdo y Ainhoa, en perfecta salida, tapaba el disparo desviando el esférico a córner. La portera local ganaba el mano a mano y salvaba a su equipo de perder dos puntos que pueden valer una permanencia.

"Sufrimiento; cualquier declaración que haga tiene que incluir esa palabra". Pazó lo pasó mal porque su equipo pudo salir del Pahiño con billete y medio para categoría autonómica, pero ahora la situación, con ser complicada, es razonablemente más positiva porque ahora las olívicas dependen de sí mismas, necesitan un punto para asegurarse la permanencia en el partido de A Coruña o que el Monte no gane al Friol.