Reencuentro con morbo entre Celta y Valencia este jueves. Solo el escenario, Mestalla en vez de Balaídos, mitiga un ápice el primer duelo entre Berizzo y Orellana, apenas dos meses después de que el entrenador forzase la salida del chileno por motivos disciplinarios. No se duda de la titularidad de Orellana en las filas levantinas. Es un fijo para Voro y el Celta, aunque técnicamente lo ha cedido hasta junio, cuando el Valencia ejecutará la opción de compra, no incluyó ningún tipo de obstáculo monetario o prohibición. El divorcio, de momento, ha convenido a ambas partes.

Orellana ha sido uno de los jugadores más importantes del Celta en la época reciente. El abrupto final no afea sus logros. Esencial en el ascenso en la temporada 2011-2012, cuando estuvo cedido por el Granada, el Celta lo recuperó ya traspasado en el mercado invernal de la siguiente campaña. Esos meses y los primeros del mandato de Luis Enrique fueron los de peor rendimiento en Vigo. Acabó volteando su situación con el asturiano y a las órdenes de Berizzo siempre ha figurado entre los imprescindibles.

Así se rompió el idilio entre Berizzo y Orellana

La relación entre ambos, sin embargo, había ido deteriorándose hasta romperse al regreso de las pasadas vacaciones de Navidad. Berizzo acabó cansándose de las pequeñas indisciplinas del atacante; la última, el exabrupto ("que se vaya a cagar") con el que Orellana respondió al recado que Bonano llevaba de que fuese al despacho del entrenador. Berizzo concluyó que ese comportamiento resultaba tóxico. Lo apartó del grupo y lo hizo entrenar en solitario. "Conmigo no pertenece más al equipo", sentenció. Orellana, aunque aceptó haber cometido un error, entendió que el castigo no se compadecía con la falta ("no ha sido tan grave") y acusó al entrenador de haberse comportado de forma "desleal".

La directiva decidió de inmediato qué papel debía desempeñar en el conflicto. A pesar de que Orellana había renovado hasta 2019 y del futuro incierto de Berizzo, respaldó con rotundidad al entrenador. Miñambres se afanó en buscarle salida en un mercado que conocía el alboroto y la necesidad céltica de encontrarle acomodo a toda costa. El Celta prefería enviarlo fuera de España y manejaba una oferta turca. Orellana se prendó del Valencia y presionó en tal sentido. En estas circunstancias, con la cotización de Orellana deteriorada y el club en posición de debilidad, el arreglo final se entendió como bueno: cesión hasta junio y claúsula de compra obligatoria de 3 millones si se cumplían determinadas exigencias: se habló de la disputa de cinco partidos o de la permanencia. El director deportivo valencianista, José Manuel Alexanco, hace ya tiempo que disipó cualquier incertidumbre que pudiese quedar. El Valencia adquirirá en propiedad a Orellana.

Aunque siempre haya una realidad alternativa abierta a la especulación, ninguna de las dos partes ha sufrido tanto la separación como pudiera haberse anticipado. El Celta se ha comportado como un bloque sólido dentro del campo. Y a pesar de que Orellana tenía amigos en el vestuario como Iago Aspas, el grupo conocía sus aristas y ha asimilado como justa la decisión de Berizzo.

El jugador, por su parte, se ha aclimatado con rapidez, a pesar de su especial carácter y de la tensa situación deportiva que se ha encontrado en el Valencia. Santi Mina le ha servido de cicerone en el vestuario. Ha sido junto a Zaza uno de los impulsores de que al menos la permanencia ya no peligre. Ha actuado en nueve de diez partidos posibles: Eibar (45 minutos), Betis (81), Athletic (84), Real Madrid (56), Alavés (88), Atlético (90), Sporting (90), Barcelona (45) y Deportivo (90). Logró un gol ante el Real Madrid y proporcionó una asistencia ante el Athletic. Voro lo ha utilizado tanto en la banda derecha como de mediapunta. Solo se perdió el choque contra el Leganés porque había sido expulsado por doble amonestación en Mendizorroza. Ese arrebato y otros más ligeros son lo que todavía inquieta a un sector del valencianismo respecto a su temperamento. La visita del Celta será un examen. La presencia de Berizzo en la banda será un estímulo que Orellana tendrá que gestionar.