Hace unos meses que el exciclista Álvaro Pino pasó a ser uno de los miembros de la familia de Discamino. Conoció a los integrantes del proyecto de Javier Pitillas en Santiago, durante la presentación de la Vuelta a España (carrera que realizarían el año pasado un día antes cada etapa que el pelotón profesional). En esa Vuelta estaba, además, Borja Gómez, un chico ponteareano con Síndrome de Down, y su padre Calis, gran amigo de Pino desde hace años.

Además, el hermano de Álvaro Pino, Jorge, coincidió en las etapas asturianas de la Vuelta con los integrantes de Discamino. "Allí estuvo animándoles y apoyándoles. Al volver ya me dijo que iba a empezar a salir con ellos a rodar", comenta el exciclista. En una charla que dieron en Ponteareas ya se 'enganchó' de forma definitiva. "Le dije a Javier Pitillas que contara conmigo y que cada vez que pudiera saldría con ellos", indica. Eso fue a principios de año. "Es una experiencia increíble. Llevo poco tiempo colaborando con ellos y ya desde el principio me sorprendió porque te engancha ver a tanta gente con una ilusión increíble a pesar de sus dificultades. Al acabar la Vig-Bay le decía a Javier Pitillas que me emocioné por lo mucho que han disfrutado de la experiencia y al ver que la gente, cuando arrancamos, les hizo un pasillo, les animó y les aplaudió. Es algo que te llega".

El domingo, Pino fue el motor del triciclo de Rafa Alonso, con el que finalizó segundo en la general de su categoría, con un tiempo de 49:33. "Nunca la había hecho, pero cuando preguntaron quienes se apuntaban como pilotos, desde el principio me ofrecí. Les dije que me hacía ilusión así que me dieron la oportunidad y mereció mucho la pena", añade.

Su compañero Rafa es ciego, mudo y sordo. La complejidad era entenderse con él. "Con señales con el pulgar y escribiéndole en la palma de la mano intentamos ponernos de acuerdo durante la carrera", comenta Pino, que sí reconoce en sus inicios cierta complejidad para adaptarse al triciclo. "Los primeros días que estuve con ellos solo hicimos rodillo porque hacía mal tiempo. En el último mes ya sí que salimos unas cuantas veces por carretera, y es verdad que las sensaciones, sobre todo en una curva o una rotonda, son de falta de dominio. El triciclo lleva dos ruedas delante, tú llevas el control, y ellos pedalean; en el caso de Rafa ayer con mucha fuerza además, pero son muy inteligentes, porque cuando tú dejas de pedalear enseguida saben que tienen que parar porque viene un obstáculo, una curva o lo que sea", cuenta el ponteareano.

"Los primeros días en lugar de girar el manillar echaba el cuerpo porque me daba la sensación de que el triciclo se iba. Pero la verdad es que ayer, que fue el día que fui con más velocidad con diferencia porque Rafa iba muy deprisa, en ningún momento me sentí dominado por el triciclo. Los cinco o seis días que salí previamente con ellos a la carretera me sirvieron para adaptarme y aprender a manejarlo bien, suficiente para no pasar apuros".

"Tras cruzar la meta me vinieron una serie de sensaciones que no tenía desde hacía años, pese a que el protagonista era él, no yo", reconoce Pino, totalmente involucrado en el proyecto de Pitillas. "Siempre que me necesiten y pueda, ahí estaré para ayudar. Es muy gratificante, verles tan felices y contentos al cruzar la meta. Rafa me pidió que al llegar a meta le avisara porque quería levantar los brazos para celebrar nuestra segunda posición. Luego me abrazó. Fue indescriptible", indica.

Si DisCamino decide repetir experiencia en la Vuelta a España es posible que Pino no pueda acompañarlos por su labor de comentarista radiofónico. Pero "si a partir del 10 de septiembre hacen la Transpirenaica ya les he dicho que cuenten conmigo, que me hace mucha ilusión acompañarles. Es realmente extraordinario el ambiente que se vive con ellos y la labor de Pitillas al frente de todo es increíble", concluye.