El Real Madrid se impuso al Espanyol (2-0) gracias a los tantos de Álvaro Morata y Gareth Bale, que volvía tras superar su lesión, para mantenerse en lo más alto de la tabla con cuatro puntos de ventaja sobre un Barcelona que recibe este domingo al Leganés.

Antes de visitar este miércoles Mestalla en el partido aplazado por la disputa del Mundial de Clubes, el Real Madrid solventó su compromiso ante un Espanyol que no se impone en Chamartín desde 1996 y que estuvo durante todo el partido a la expectativa. En un choque con no habituales en el conjunto blanco, los de Zidane no concedieron en defensa y, sustentados en la media, cocinaron al ordenado conjunto de Quique.

Tras el 3-1 endosado al Nápoles en la Liga de Campeones, el conjunto blanco salió con variaciones en su once tipo al dar descanso a hombres como Keylor Navas o Karim Benzema, con Ramos fuera por una contusión y sin Casemiro ni Marcelo. Kovacic fue el elegido para ser titular por delante del '14', y colaboró en la salida de balón y no perdió el sitio en ningún momento.

Como suele ser habitual, el choque entre 'pericos' y madridistas arrancó con las usuales tentativas de ambos equipos. Los pupilos de Zinédine Zidane, ayudados por el 'factor casa', dominaban la posesión ante un Espanyol que arriesgaba lo mínimo en la salida de balón y que apostaba por la velocidad de Gerard Moreno.

Vivía tranquilo un Diego López ovacionado en su vuelta al Bernabéu que apenas tuvo trabajo en los primeros minutos hasta que Pepe inquietó con un cabezazo desviado que despertó el 'uy' del feudo blanco. Los locales amasaban y amasaban en la sala de máquinas con constante presencia entre líneas de Isco y Cristiano Ronaldo. En bandas, Carvajal y Nacho obligaban al Espanyol a defender en bloque.

Cerca estuvo Piatti de mandar al traste la táctica de Quique con una entrega hacia atrás que cazó Lucas y que casi materializó Cristiano con un disparo que se paseó por el área pequeña. En esas, el Real Madrid, que bajó levemente sus prestaciones durante unos minutos, marcó el primero, en botas de Morata, justo después de serle anulado un tanto por fuera de juego.

El delantero madrileño, titular por el descanso de Karim Benzema, encontró su premio con el 1-0 pasada la media hora para demostrar al Bernabéu que está comprometido con la causa ante las voces que indican una posible salida en verano por la escasez de minutos.

A la vuelta de vestuarios, Quique introdujo a Hernán para percutir por la banda de Nacho, mientras que Zidane puso a Gareth Bale a calentar, provocando una sonora ovación del respetable. El partido siguió por el mismo sendero aunque con una pizca menos de brío en ambos equipos.

Pocas concesiones y menos juego de toque que durmieron a la grada en 'la hora de la siesta', salvo en una ocasión de Cristiano Ronaldo que se fue por alto. Ni el Madrid sentenciaba, ni el Espanyol apretaba en una segunda parte regida por la igualdad que no cambió el sino del choque.

Por la peligrosidad del resultado, Zidane metió piernas frescas con la entrada de Marcelo y le sirvió al Madrid para sentenciar el envite con el tanto de Gareth Bale en un contragolpe magistralmente ejecutado y, así, mantener a raya a un Espanyol que no asalta el Bernabéu desde 1996.