El fútbol vuelve a negarle al Celta la gloria que se merece un equipo valiente y atrevido, que ayer se adelantó en dos ocasiones en el marcador en el Vicente Calderón, en otra actuación brillante, pero los de Berizzo no aguantaron el ataque abrasivo del Atlético de Madrid en los minutos finales. Así llegó la segunda derrota cruel en una semana para un equipo que en el reencuentro con LaLiga recuperó la frescura y la pasión por el juego atrevido que le caracteriza en los últimos tiempos, y que no supo exhibir para su desgracia en el doble enfrentamiento ante el Alavés.

Había dudas de cómo encajarían los célticos el tremendo golpe de quedar fuera de la final de Copa por segundo año consecutivo. Sin la presión por alcanzar una clasificación histórica, el Celta protagonizó ayer otra de esas actuaciones que le han convertido en un rival temible para cualquiera y que emociona a los amantes del fútbol, aunque deje de nuevo dolorida y desilusionada a su afición. Porque como le ha ocurrido muchas veces, el conjunto vigués salió al Calderón en busca de la victoria ante el vigente subcampeón de Europa, pero acabó pagando cara su osadía. Le sobraron los cinco minutos finales, en otro desenlace nefasto, como el del miércoles en Mendizorroza, pero mucho menos importante que la derrota de Copa ante el Alavés. Esta vez se dejó tres puntos, pero sigue a seis de los puestos europeos, con un partido menos, el suspendido ante el Real Madrid.

El Celta se despojó en el Calderón de la presión con la que afrontó la semifinal de Copa ante el Alavés. Berizzo le dio una vuelta al equipo que perdió en Mendizorroza. Mantuvo el mismo sistema defensivo, lo mejor de los célticos el miércoles pasado, con Sergio Álvarez bajo palos, y presentó un once más afiliado. Jozabed, un mediapunta de verdad, entró por Marcelo Díaz. La mayor revolución ayer la reservó el técnico argentino para el ataque, con Aspas y Pione Sisto en las bandas y Guidetti como delantero centro.

Se presentó el Celta en su despedida del Calderón con un equipo de más toque, sin perder fuerza en la presión. Y comenzó dominando al Atlético, que a los cinco minutos se vio por detrás en el marcador. Jozabed finalizó una jugada coral con un remate que despejó la defensa. El córner lo ejecutó Pione Sisto. Moyà despejó hacia la cabeza de Cabral, que se estrenaba como goleador esta temporada. Pero el ritmo vertiginoso que ambos contendientes imprimieron al juego por el control del balón llevó el partido a la locura. Porque cinco minutos después, Fernando Torres se inventaba un gol de espaldas a la portería. Tan inverosímil el remate del "Niño" como aquel de espuela que el céltico Hernández protagonizó en 2014 en ese mismo escenario, donde el Celta ayer le discutió la posesión del balón al aguerrido equipo de Simeone. Y como nadie era capaz de ejercer el dominio, las ocasiones se sucedían en ambas áreas.

La siguiente fue para el Celta, pero el remate de cabeza de Aspas se marchó fuera. A continuación, Torres reclamó un penalti. Al rojiblanco se le permitían sus constantes protestas al árbitros y a los auxiliares.

Jonny y Jozabed también buscaron la portería de Moyà. El remate del andaluz se estrelló en el palo. La banda izquierda del Celta causó estragos al Atlético, incapaz de frenar a Pione.

El árbitro cedió al engaño de Carrasco cuando el belga se tiró en el área. Torres le sacó el balón a su compañero para lanzar el penalti y asegurarse con otro tanto la renovación de su contrato por otro año más. El larguero salvó al Celta de encajar en segundo gol. Sergio Álvarez también evitó que Carrasco marcase en el asedio del Atlético antes del descanso.

Los dos semifinalistas eliminados de la Copa habían ofrecido un espectáculo digno de una final, sin resentirse del esfuerzo físico que les exigieron tanto el Barcelona como el Alavés.

El Celta había recuperado su identidad a base de una presión asfixiante, velocidad con el balón y combinaciones al primer toque, con Guidetti luciéndose en el juego de espaldas. El partido no había necesitado la irrupción de Aspas y de Griezmann, las estrellas de cada equipo.

Los de Berizzo se desconectaron un poco del partido tras el descanso. Varios de sus jugadores pagaron el esfuerzo de un primer tiempo loco. Wass entró entonces por Jozabed y Bongonda por Sisto. Simeone respondió con la irrupción de Correa y Gameiro.

Se presentaba un nuevo partido que el Celta también comenzó ganando, en una contra con una triangulación entre Aspas, Wass y Guidetti que el sueco finalizó con un remate a bocajarro.

El Atlético vio peligrar incluso su clasificación para la Liga de Campeones y en los últimos diez minutos puso una marcha más y comenzó un asedio total.

El primer remate de Carrasco lo salvó Sergio Álvarez, que protagonizó otra excelente actuación. Berizzo entonces dio entrada a Marcelo Díaz por Aspas para ganar control en el juego. No lo consiguió el Celta, que en el minuto 86 vio cómo Carrasco empataba con una gran volea desde la frontal. El equipo vigués tuvo arrestos para cobrar ventaja de nuevo en el marcador pero el remate de cabeza de Jonny se marchó fuera. El lateral falló en el siguiente ataque rojiblanco. El centro desde la derecha lo recogió Gameiro, que de cabeza cedió a Griezmann. El francés fusiló a Sergio. La dolorosa derrota pudo ser mayor en el descuento del partido, pero el remate de Gameiro se estrelló en el palo de la portería del Celta, al que le vuelven a sobrar cinco minutos, con los que ensució otra actuación brillante.