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Semifinal de la Copa del Rey

El Celta se queda a medio camino

El equipo de Berizzo aplaza la solución para Mendizorroza tras estrellarse contra un frontón buena parte del duelo

Toquero presiona a Jonny, que avanza con el esférico, ayer en Balaídos. // Ricardo Grobas

El Celta se ha quedado a medias en su plan de encarrilar su pase a la final de Copa con un empate sin goles que aplaza la solución para Mendizorroza, donde el equipo de Berizzo tratará de explotar el valor doble de los goles en campo contrario. Lo intentó hasta el final con ambición del conjunto celeste, que intentó buscar el gol a través del dominio de la pelota pero se estrelló contra un frontón.

el once del bernabéu

Nada en el armario se dejó el técnico céltico, que repitió el once que tan buenos réditos proporcionó al Celta en el Bernabéu, una formación de cuatro centrocampistas naturales, con Daniel Wass arrimado a la banda derecha para ganar control sobre el juego y tapar el carril izquierdo rival, y Radoja en posición de enganche por delante de Marcelo Díaz y Pablo Hernández. Pellegrino salió también con todo, incluso con Pacheco, el portero titular en la Liga,y Torquero, que acompañó a Deyverson en un ataque más afiliado de lo habitual.

dominio yermo

En un duelo trabado, casi calcado al que ambos equipos disputaron en Liga en enero, el Celta cumplió con el plan de Berizzo de gobernar la pelota, pero fracasó en la idea de hacerla circular con velocidad en busca de zonas despobladas de la defensa rival. Sobrio y disciplinado, el Alavés ocupó el campo con orden y construyó un sólido muro defensivo que los celestes no lograron traspasar para hacer daño a Pacheco. El equipo de Pellegrino apenas ofreció fisuras y obligó al Celta a buscar en largo la velocidad de Aspas, que estuvo bien sujeto. El moañés fue el principal quebradero de cabeza de los blanquiazules -anoche de rojo- y protagonizó las mejores acciones ofensivas del Celta en el primer tiempo, que no llegaron a cuajar.

A los cuatro minutos, sin embargo, la defensa interceptó un pase de la muerte de Iago hacia Wass y, ya hacia el final del primer tiempo, el talento morracense no "pinchó" bien un envío largo de Roncagila al área y la zaga se hizo con el balón antes de que pudiese armar la pierna para el disparo.

Una mano milagrosa

Fue, de hecho, el Alavés el que dispuso de la mejor ocasión del primer tiempo en el único de los contragolpes al que el conjunto de Pellegrino logró darle profundidad: un gran centro de Camarasa al pico izquierdo del área chica que Manu cabeceó con veneno y Sergio desvió surcando el aire con una mano prodigiosa.

aspas bajo el aguacero

El formidable aguacero que recibió a los equipos tras el descanso dificultó aún más el juego a los celestes que, con el campo encharcado, no hallaron el modo de imprimir fluidez a la circulación del balón. Sí golpearon a balón parado con un centro de Marcelo Díaz desde la esquina que le cayó a Aspas y el moañés estrelló contra el cuerpo de Pacheco, que salvó a su equipo con una gran parada. Fue el preludio del disparo que el astro céltico estrelló poco después en la madera sacando astillas al poste.

Berizzo echa el resto

Olfateando la sangre, Berizzo echó el resto: Sisto relevó a Bongonda y Aspas volvió a cortejar el gol con un peligroso disparo cruzado y otro de media chilena que hicieron estremecerse a Balaídos, volcado ya con el equipo. Entraron luego Guidetti, por Wass, y Sergio por Cabral, que se lesionó. El sueco y el moañés, con un segundo balón al palo, rondaron todavía el gol con el rival atrincherado por el marcador ya no se movió.

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