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Zidane recibe su primer gran golpe

Balaídos celebra el empate como una victoria, pues el Celta consigue la hombrada de tumbar al Real Madrid

Zidane, cabizbajo, en Balaídos. // Ricardo Grobas

El camino de Zinedine Zidane como entrenador del Real Madrid había sido de rosas hasta que se topó en la Copa del Rey con un Celta que le superó en el Bernabéu y que ayer le concedió un empate a dos goles cuando Balaídos ya celebraba la undécima clasificación del equipo gallego para una semifinal del torneo del KO. El día que el técnico francés disputaba su sexagésimo partido al frente de un equipo al que en apenas un año llevó a ganar el título de Europa y del Mundo cayó eliminado por un rival que le ganó porque fue más solidario y fuerte en el juego, además de estar más acertado en el remate. Esta vez fue Danilo en propia puerta y Wass quienes dejaron sentenciado el pulso copero a favor de los célticos, a pesar de que los de Berizzo se vieron sorprendidos por un lanzamiento de falta de Cristiano Ronaldo y un remate de cabeza de Lucas Vázquez.

Soluciones a las bajas

Las bajas de Varane, Marcelo y Modric las resolvió Zidane dando entrada a Nacho, Kovacic e Isco. Además, Benzema suplió en el once titular a Lucas Vázquez. El resto, los que una semana antes habían perdido en el Bernabéu (1-2). Allí, el céltico Pablo Hernández agotó el cupo de tarjetas amarillas y se quedó fuera del partido de vuelta. Berizzo apostó finalmente por un delantero, John Guidetti, para reemplazar al centrocampista tucumano. El resto, los mismos que habían dado la sorpresa en Chamartín. Estos contratiempos no cambiaron el dibujo táctico del Real Madrid, pero sí el del Celta, que ayer presentó un equipo más afilado que en el duelo de ida, pues Aspas se fue al extremo derecho y Wass se situó en el centro del campo, aunque el danés también ayudaba a Guidetti en la presión cuando el rival iniciaba la jugada.

Presión alta

El conjunto de Berizzo se mantuvo fiel a sus constantes vitales: solidaridad extrema para presionar y cerrarle espacios al adversario y expeditivo en las acciones de ataque. Y así, el Celta aguantó el arreón inicial del Real Madrid y fue ganando confianza a medida que neutralizaba las embestidas de los Cristiano Ronaldo, Benzema y compañía. Cuando Aspas, Wass y Bongonda ajustaron el último pase, Casilla comenzó a inquietarse por la proximidad de los celestes en su área.

El sufrimiento de CR7

Al vigente Balón de Oro se le han atragantado los premios como mejor jugador del mundo en 2016. Ha perdido pegada y fortuna en jugadas que hasta no hace mucho acababa celebrando con un gol y su característico rugido. En el Bernabéu comienza a preocupar su estado de forma. Algunos críticos incluso hablan del inicio del ocaso del astro portugués. Ayer tuvo una clarísima ocasión que Sergio Álvarez desvió primero hacia el larguero y el rebote que recogió también el portugués se estrelló en el palo de la portería del Celta cuando ya se esperaba el primer gol de la noche. CR7, sin embargo, posee recursos suficientes para seguir siendo un temible contrincante. A la hora de juego sacó una falta y el misil que mandó se coló en la portería de Sergio Álvarez,

La adversidad de Danilo

Su compañero Danilo sufre mal de amores del madridismo desde que llegó a la casa blanca. No ha sido capaz de desbancar a Carvajal de la titularidad en el lateral derecho. Ayer tuvo la desgracia de que el balón despejado por Casilla le rebotase a él tras el disparo de Guidetti y se convirtiese en el primer gol del Celta. Balaídos también ninguneó al defensa brasileño y le concedió al delantero sueco los honores del gol que ponía casi imposible que el Real Madrid le diese la vuelta a la eliminatoria.

El juego no cayó del cielo

Uno de los aspectos del juego del Real Madrid que más temía el Celta era el poderío en el juego aéreo de futbolistas como Ramos, Cristiano, Benzema y Casemiro. El Celta apenas tardó un minutos en complicarse la vida, pues concedió dos saques de esquina cuando se cumplía el segundo minuto de juego. El sistema defensivo del Celta, sin embargo, ha mejorado mucho en los últimos tiempos y ayer volvió a salvar la situación, a pesar del gol de Lucas Vázquez cuando se agotaba el tiempo. El más bajito de los delanteros del equipo madrileño aprovechaba un despiste en el marcaje para igualar el marcador.

La jugada coral

El compromiso colectivo del Celta, que tan buenos resultados le dio ayer en labores defensivas, alcanzó su máxima expresión en el tanto de Wass, el definitivo, el que le concedía al conjunto vigués su undécimo pase a una semifinal de Copa. Un rondo montaron los célticos en el área de Casilla antes de que apareciese el centrocampista danés para volver a adelantar a su equipo en el marcador, aunque la alegría duró poco para los célticos, que permitieron a Lucas Vázquez marcar el empate cuando Balaídos ya estaba entregado a la fiesta y recuperaba la "Rianxeira" entre sus cánticos. Ahora toca esperar a mañana para conocer el rival con el que el Celta se jugará la clasificación para la que sería su cuarta final de la Copa del Rey, esa que tanto desea la afición y el equipo.

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