Nueva exhibición de Hugo Mallo, la enésima. Su regularidad es tan perfecta que opaca su rendimiento. A fuerza de repetirse, sus hazañas parecen funcionariales. El capitán bordeó ayer la perfección: se comió al emergente Asensio, hizo huir a Cristiano de la banda, supo gestionarse pese a su necesaria tarjeta amarilla y actuó como emisario de Berizzo en los minutos finales. El capitán empieza a reclamar una oportunidad por parte de Julen Lopetegui.

Aunque es cierto que Cristiano Ronaldo ha tenido al Celta entre sus víctimas preferidas, el portugués acostumbraba a marcar cuando se alejaba de Mallo. Es probablemente el lateral que mejor lo ha defendido en el fútbol español en los últimos años. Ahora el portugués, seguramente porque ha iniciado su decadencia física, más allá de la baja de Bale, empieza a transitar más por el conducto central. Ayer intercambió posiciones con Benzema y Asensio, ambos dejándole su carril derecho a Danilo, acumulándose más en el izquierdo, que Nacho dejaba ciego en la ofensiva. A Mallo no le importó. Pudo con todos, especialmente con Asensio. Y hasta con Isco cuando también cayó por su zona. Solo Lucas Vázquez le aguantó el pulso. Fue una especie de desfile de víctimas.

Es además el marinense un jugador multitarea. Su excelente lectura de las situaciones le permite escoger el momento adecuado para atacar, asociándose con Aspas, y a la vez llegar a la cobertura de sus compañeros. Mallo no dudó cuando distinguió que Kovacic lideraba una contra peligrosa. Concedió la tarjeta amarilla. Y a pesar de ese lastre, jamás sus pares pudieron explorar su mayor vulnerabilidad.

Hugo Mallo crece como jugador en lo táctico y lo técnico, pero casi más en su liderazgo como capitán. Como los defensas de empaque, y más aquellos que puede guarecerse en un escudo determinado, asumió esa justa tarjeta amarilla pero criticándole a José María Sánchez Martínez una decisión anterior, marcando así territorio en el juego psicológico con el árbitro.

El canterano, a sus escasos 25 años, ha conseguido ascendiente sobre sus compañeros con el discurso más elocuente, el ejemplo, aunque también empieza a manejarse mejor en la sala de prensa. Poco queda de aquel adolescente tímido, monosilábico. Y poco de aquel jovencito desorientado, de fotos polémicas y jaleos en la grada de Riazor. Berizzo lo acepta y lo fomenta. No es solo por ser el lateral en la banda del banquillo que Berizzo lo eligió para impartir instrucciones cuando más se había desordenado el equipo. Un imagen retrata a la perfección la categoría que ostenta Mallo: su carrera por el campo dando consejos a gente tan experimentada como Wass o Marcelo.

El fulgor de Iago Aspas ha atraído la atención nacional, con la fuerza añadida que tienen los goles. Hugo Mallo, con Juanfran y Carvajal algo más apagados esta temporada, también reclama su foto en rojo.