El Celta prolonga su inmaculado inicio de año y encarrila el pase a las semifinales de la Copa del Rey con una victoria inmensa en el Santiago Bernabéu. Amamanta el grupo de Berizzo su sueño copero tras someter al todopoderoso Real Madrid en un partido tácticamente impecable, casi perfecto en defensa, riguroso en medio del campo y eficiente en ataque, de nuevo con Iago Aspas letal. El equipo vigués rinde a sus pies Chamartín, donde el equipo de Zidane no perdía desde febrero pasado, en una de esas noches mágicas de Copa que permanecen largo tiempo grabadas en la retina de aficionado, como la obtenida hace un año en el Vicente Calderón.

Como entonces, los celestes ganaron el cielo por asalto, neutralizando primero al mortífero conjunto de Zidane, ganándole luego el pulso del medio campo y apuntillando finalmente a su adversario con dos certeros zarpazos. Un imponente ejercicio de sentido colectivo, pragmatismo y fidelidad al propio estilo, el firmado por el Celta, que acabó poniendo patas arriba un estadio que hasta la fecha había sido inasequible para el resto. Nadie más ha conseguido colocar un pica en el Santiago Bernabéu esta temporada.

El conjunto celeste interpretó la partitura exactamente como Berizzo había planeado, con determinación, rigor y valentía. Presentó batalla en todos los frentes, anuló a Cristiano Ronaldo, acompañado por dos extremos tan problemáticos como Lucas Vázquez y Asensio, sacó con seguridad la pelota y presionó alto y con ambición para robar en campo contrario y armar el ataque con peligro. Y no tuvo que llegar demasiado para apuñalar a su atónito adversario.

Sufrió en el primer tiempo el Celta con la velocidad que el excelente trío de centrocampistas blancos imprimió a la pelota, pero tapó perfectamente las rendijas por las que el rival podía colarse para hacerle daño. Le cerró el paso por las bandas -formidable Hugo Mallo en la contención de Marcelo- y apenas concedió media docena de tiros lejanos que Sergio atrapó sin despeinarse.

En este primer acto, el Madrid llegó más pero hizo menos daño. El Celta brilló en defensa y, con el eficiente cuarteto de centrocampistas desplegado por Berizzo, con Wass en banda y el Tucu de enganche, el equipo celeste presentó batalla en medio campo del terreno. Se mostró en cambio algo inocente en ataque. Pese a la mordiente que Mallo y sobre todo Bongonda, que limpió una y otra vez a Danilo, pusieron por los flancos, el Celta se extravió en la finalización de las jugadas.

La mejor ocasión de la primera parte, no obstante, cayó de lado celeste: una internada de Aspas por el costado derecho con la defensa blanca en precario. Increíblemente, con todo a favor, y Wass esperando el centro en boca de gol, el moañés fue incapaz de templar el centro y envió el balón a la banda contraria. No hubo mucho más en las áreas, salvo algún disparo lejano de los blancos -lo intentaron Modric, Lucas Vázquez; Kroos y Ronaldo- y un gol en fuera de juego correctamente anulado por Fernández Borbalán a Cristiano Ronaldo. Wass también probó fortuna a balón parado con un poderoso disparo de falta que Casilla atajó con seguridad en dos tiempos.

El guion del partido no cambió demasiado en los primeros minutos de la reanudación, aunque a los 57 minutos el equipo blanco rondó por primera vez el gol en una buena acción de Morata, quien poco antes había sustituido a Asensio, lesionado en un lance fortuito con Roncaglia.

Fue prácticamente la última noticia que se tuvo del Real Madrid en el partido. El Celta dio un paso al frente y apuñaló a los blancos en una contra vertiginosa. La jugada la inició Theo Bongonda con una galopada hermosa. El belga ganó el lateral del área, alzó la vista y sirvió un gran centro a Wass en el segundo palo que Marcelo despejó de tacón. El balón le cayó en el cogollo del área a Aspas, que fusiló a Casilla con un trallazo inabordable.

El golpe enrabietó al Madrid, que reaccionó como por inercia y empujó con determinación el Celta hacia a su área. Así, cinco minutos después de que Aspas prendiese fuego al Bernabéu, Marcelo encontró el empate con algo de fortuna. El brasileño enganchó de volea un centro al área bombeado por Radoja y batió a Sergio con un trallazo inapelable que desvió ligeramente su trayectoria tras rozar en Roncaglia.

El tanto despertó al Bernabéu pero no al Madrid porque el Celta no le dio tiempo a recuperarse. Antes de que se diese cuenta llegó el segundo, bellamente labrado entre Aspas y Jonny. Solo un minuto después de sacar de centro, en un inesperado latigazo, el lateral celeste robó el balón a Kroos en tres cuartos de cancha, combinó con Aspas y se coló entre los centrales, mano a mano con Casilla. La definición del zaguero fue perfecta, ajustando la pelota al palo con una rosca imposible para el portero blanco.

Este segundo golpe fue ya definitivo ante la sorpresa del rival y a la incredulidad del Bernabéu. Zidane echó el resto jugando la baza de Karim Benzema; Berizzo replicó retirando a Aspas para blindar la defensa con Sergi como tercer central.

Veinte minutos se hacen muy largos, eternos, si uno juega en el Bernabéu. Pero el Celta resistió con firmeza, tapó las rendijas y respondió con seguridad en el juego por alto. El Madrid, con todo, tuvo a tiro el empate en un balón centrado al corazón del área chica que Sergio despejó con una mano providencial. El balón le cayó limpio a Benzema que con el portero céltico batido envió el balón al primer anfiteatro. Fue el último estertor del coloso blanco, resignado ya a intentar la heroica la próxima semana en Vigo.

Un gran resultado, en suma, que no garantiza al Celta el pase a semifinales, pero que confirma la capacidad de este equipo a llegar donde se proponga. Balaídos dictará sentencia.