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Adiós a Eaton, el atleta perfecto

El norteamericano, uno de los tres que se ha colgado dos veces el oro olímpico en el decatlón, anuncia de forma sorprendente su retirada a los 28 años junto a su esposa

Eaton, durante un concurso de salto con pértiga

Ashton Eaton, uno de los tres hombres que ha conseguido colgarse dos veces el oro olímpico en el decatlón, anunció de forma sirprendente su retirada del atletismo. El estadounidese, de 28 años, sorprendió a la opinión pública y al mundo del atletismo al confirmar su adiós en un comunicado que emitió de forma conjunta con su esposa, la atleta canadiense Brianne Theisen-Eaton, que también abandona la práctica deportiva.

"Doy todo por el decatlón. Hice todo lo que pudo. Gracias por todo este tiempo, el mejor de mi vida. Me retiro". Con este tuit, donde también enlazaba el escrito completo de su adiós, el atleta de Portland se despedía de todos los aficionados al atletismo. Lo hace desde la cumbre, convertido en el "atleta perfecto", invicto en los últimos cinco años, intratable para el resto de los mortales.

En los pasados Juegos de Río, Eaton subió a lo más alto del podio con 8.893 puntos, para establecer un nuevo récord olímpico (aunque algo lejos del récord mundial que él posee con una deslumbrante marca de 9.045 puntos). De este modo se equiparaba en el palmarés al también estadounidense Bob Mathias (1948 y 1952) y al británico Daley Thompson (1980 y 1984) hasta entonces los únicos capaces de hacer doblete olímpico en la prueba combinada.

"Es el momento de apartarme del atletismo para hacer cosas nuevas", explicó Eaton. "Francamente no hay mucho más que quiera hacer en el deporte. He dado los años más importantes de mi vida a descubrir y buscar mis límites. ¿Los alcancé? No estoy seguro de que alguien realmente lo haga, pero me voy tras haberlo intentado". Con solo 28 años el deportista americano, un producto de la prolífica cantera que brota de la Universidad de Oregón, cierra una etapa brillante en el deporte mundial. Eaton ha sido capaz de correr los 100 metros en 10.20; de hacer 45 segundos pelados en los 400 metros; de saltar 8.23 metros en longitud; 5.40 metros en la pértiga o 2.11 en altura. Todo en un mismo cuerpo, en una máquina programada para el deporte y en la que su mujer, la canadiense Brianne Theisen-Eaton juega un papel importante. A nadie sorprende, eso sí, que la decisión de apartarse del atletismo la tomen de forma conjunta. El uno es la prolongación del otro desde que se conocieron durante una visita de la decatleta canadiense a la Universidad de Oregón. Allí hablaron durante quince minutos ("la conversación más bonita de mi vida" recordaría años después Eaton) aunque sus caminos se separaron temporalmente para encontrarse definitivamente en el Mundial Junior de 2007. Ya no se apartarían uno del otro. La canadiense, una fanática de la alimentación sana, le empujó a mejorar aún más sus marcas desde la base de operación que establecieron en Eugene, el templo del atletismo norteamericano en estos momentos. En Río ambos culminaron su travesía. Eaton logró el oro y Brianne, el bronce. Su marido siguió la competición con una gorra de Canadá calada hasta las orejas y sin disimular su pasión. Hubo quien no lo entendió, quien le aféo que prefiese la derrota de las representantes norteamericanas. Respondió a lo más cerril de su país sin arrepentirse en absoluto de su comportamiento. Ahora se marca. En la cumbre, desde esa perfección que persiguió desde el primer día.

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