El Celta es uno de los equipos que mejor fútbol propone en LaLiga. Los de Berizzo juegan con mentalidad ofensiva y utilizan el balón para defenderse. De ahí que sumen tantos goles a favor (25) como el cuarto clasificado (Villarreal) y tres menos en contra (31 frente a 34) que el colista (Osasuna). El riesgo y, a veces, la imprudencia van en el ADN del equipo de Berizzo.

Cuesta explicar que el Celta se haya convertido en uno de los equipos más amonestados del campeonato. Es el tercero que más tarjetas amarillas ha recibido (47, con una media de 2,9 por partido) y el segundo en cartulinas rojas (5). Además, cuatro de sus futbolistas aparecen en el ranking de los más sancionados: Sergi Gómez es quien más rojas contabiliza en LaLiga (2), mientras que Hernández (7), Mallo (6) y Aspas (6) se sitúan entre los doce que más amarillas han visto en las dieciséis primeras jornadas del campeonato.

Muchas de esas infracciones están más relacionadas con las protestas que con el juego violento. Y ahí cobra gran importancia el criterio del árbitro. Está demostrado que cuanto más poderoso es el club, más tolerancia muestra el colegiado hacia esos futbolistas.

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De hecho, no resulta extraño comprobar que Real Madrid (32) y Barcelona (33) ocupen los últimos lugares en cuanto a las tarjetas recibidas en esta temporada. Solo el Villarreal (27) supera en ese apartado a los dos colosos del fútbol español y mundial. No es lo mismo que la protesta la realice alguien al que el árbitro tutea que otro al que apenas conoce.

Un ejemplo: en el Celta-Valencia, de la undécima jornada, los célticos se llevaron a casa seis tarjetas amarillas, por una de los valencianistas. Las cámaras de televisión recogieron antes del partido cómo un auxiliar de Clos Gómez hablaba distendidamente con Parejo, capitán del Valencia, quien incluso le preguntaba por la familia. A Guidetti sí le pareció extraño que ni el árbitro ni el auxiliar viesen una clara agresión de Parejo a Wass sin balón por medio. El sueco, en cambio, fue amonestado por reclamar un penalti dudoso.

Aunque para evitar conflictos con los árbitros, el método infalible es el que utilizó el inglés John Charles, al que ayer recordaba la Juventus, uno de los equipos en los que jugó, por la fecha de su nacimiento. "Il Gigante Buono", como apodaron los tiffosi al galés, que nunca fue amonestado ni expulsado, después de disputar nada menos que 751 partidos entre Leeds, Juve, Roma, Cardiff, Hereford United y Merthyr Tydfil, en el que se retiró en 1974. Los futbolistas del Celta son incapaces de mantenerse callados ante los colegiados, que han convertido al equipo vigués en el tercero más amonestado de LaLiga.