El entrenador de la Arandina, Emilio Ferreras, resumía perfectamente al acabar el partido en la sala de prensa de Barreiro lo que había sido el partido. "El Celta B salió como un cohete, y nosotros en bicicleta". Y no lo pudo resumir mejor, pues el filial céltico brilló desde el pitido inicial, cuando en la primera jugada del partido puso a prueba a Montiel, y en la segunda ya se había adelantado en el marcador.

Fue un partido en donde la diferencia en la clasificación se plasmó sobre el terreno de juego. El técnico burgalés no fue capaz de explicar lo que había pasado, y la realidad es que la respuesta es muy sencilla, y no es otra que la superioridad del filial céltico. La Arandina había montado un entramado buscando que los vigueses no tuvieran ni el balón ni el control del centro del campo, pero lo que no podían esperar es que al finalizar el primer minuto de juego ya fueran por debajo en el marcador.

El Celta B jugaba cómodo, salía fácil de la presión y llegaba con facilidad a las inmediaciones del área de Montiel. Todo lo contrario que la Arandina, que perdía con facilidad los balones que recuperaba, sin que durante los primeros cuarenta y cinco minutos de juego disparara entre los tres palos.

A pesar de la situación, lo que estaba claro es que el Celta B tenía que sentenciar el partido, pues un fallo podía costar caro, y pasada la media hora de juego llegaba el segundo. Partido encarrilado ante un rival que no ofrecía demasiada resistencia, y que no estaba cómodo sobre el terreno de juego.

Lo que estaba claro es que la de ayer no era la tarde de los burgaleses, pues además de encajar un gol en el primer minuto de juego y perder a un centrocampista a la media hora de juego por lesión, en el último minuto de la primera parte se queda en inferioridad numérica al ver Rubén Arroyo la tarjeta roja directa por zancadillear al Borja Iglesias cuando encaraba a Montiel. Falta al borde del área que se sacó sin resultado, señalando a continuación el colegiado el final del encuentro.

El entrenador de la Arandina reestructuró a su equipo en la segunda parte sacrificando a un media punta para meter un central y formar dos líneas de cuatro que estaban muy juntas. Se mostraron atrevidos en los primeros minutos de la segunda parte, pero sin potencia y fuerza para crear peligro, pues todos sus intentos continuaban estrellándose en la frontal del área ante un Celta B muy bien ordenado y que no dejaba huecos.

Por si a los burgaleses no les llegaba todo lo que habían sufrido, en el minuto sesenta y uno vuelven a perder un central por ver la segunda cartulina amarilla. Si hasta ese momento la sensación era que el encuentro estaba encarrilado, a partir de ese momento todo quedó visto para sentencia, sobre todo cuando cuatro minutos más tarde Brais Méndez marcó el tercer tanto de la tarde.

Todavía quedaba media hora para la conclusión del encuentro y poco quedaba que ver. La atención de los aficionados se centraba en las noticias que llegaban desde el clásico del Camp Nou, porque en Barreiro lo que llegaban eran los goles. Joao marcaba el cuarto y tres minutos después Hicham hacía su tercer gol de la tarde, ante una Arandina que había bajado los brazos y solo quería el final del encuentro.

La anécdota del partido fue cuando el árbitro le pidió al delegado de campo que se encendieran las luces, a lo que este le respondió que no había iluminación, por lo que los últimos minutos del encuentro se disputaron prácticamente a oscuras, con lo que el colegiado solamente prolongó el partido un minuto.