Más de 700 personas velarán hoy por la seguridad en el partido contra el Standard de Lieja. Un evento que se planifica con gran precaución por la posible presencia de aficionados visitantes problemáticos, la sensibilidad de las autoridades belgas en estos temas desde los atentados sufridos en Bruselas en marzo y la dificultad añadida de las obras en el estadio. Ya la disputa misma de un partido de Europa League implica diferencias con respecto a la Liga.

En torneos continentales es la UEFA la que se hace cargo de todo lo que afecta a la organización del partido desde tres días antes. El Celta cede la gestión y está obligado a seguir las directrices del director de partido nombrado por el organismo europeo y los demás miembros de su equipo.

Es también la UEFA la que escoge en qué lugar se ubica a los hinchas visitantes. En la auditoría practicada a Balaídos en agosto, sus expertos determinaron que el Celta debía poner a disposición de sus rivales hasta el 5 por ciento del aforo. Si las peticiones eran inferiores a 670 entradas, la hinchada visitante se sentaría en el lateral de Río Alto que linda con Gol -sucedió con los 200 seguidores del Panathinaikos-; si se excedía ese número, se emplearía Fondo. Por eso el millar que acompañó al Ajax ocupó esa grada. Ni el club ajacied ni las autoridades holandesas advirtieron a sus homólogos gallegos que había grupos peligrosos entre los desplazados. Esos radicales provocaron algún altercado fuera del estadio. Dentro, lanzaron trozos de silla hacia Marcador e intentaron robar en la cantina. Durante el partido se produjeron ocho detenciones. El Celta ha presentado un informe sobre lo sucedido. Aunque la UEFA está todavía estudiándolo, ha seguido las recomendaciones celestes y ahora escoge Río Alto y ha hecho habilitar también la zona lateral de Río Bajo, con una entrada común, como sucede en los derbis. En total, 1.300 asientos, suficientes para acoger a los belgas.

La de Río es una parcela más fácil de controlar por las fuerzas de seguridad y se necesita. El Standard ya colgó al comenzar el torneo una advertencia en el foro de la UEFA y los clubes: un grupo de alrededor de 150 aficionados suele intentar introducir elementos pirotécnicos, como bengalas, en los campos a los que van. Sucedió en el de Panathiakos. En el Ajax Arena se produjeron altercados. No es de ahora. En la visita del Standard a Vigo en 2006 ya hubo alguna riña entre seguidores.

Los expertos de la seguridad en Balaídos han tomado medidas. Las entradas al Standard se han vendido de forma nominal y se exigirá el pasaporte para comprobar la identidad. De cada hincha se sabe qué aeropuerto empleará (Vigo, Oporto, Santiago y A Coruña) y en dónde se hospedará (Baiona, Vigo, Sanxenxo, Oporto). No podrán introducir mochilas en el campo y para guardar sus enseres se han habilitado taquillas. Se prohibirán todo tipo de emblemas políticos o que puedan generar controversia, como calaveras.

Algunos expedicionarios corren el riesgo de no llegar a tiempo. Una huelga de controladores en Alemania está empantanando todo el espacio aéreo de Europa central. De hecho, al delegado de la UEFA, que procedía de Grecia y debía hacer escala en un aeropuerto germano, se le esperaba ayer con varias horas de retraso.

En las labores de vigilancia y control participarán 250 miembros de la Policía Nacional, 100 de la Policía Local (la hora del partido complica la canalización del tráfico en las arterias del entorno), 175 de Protección Civil, 50 empleados privados de seguridad y 100 voluntarios. Habrá un helicóptero como apoyo aéreo. Con los aficionados del Standard viajan también agentes belgas. Un dispositivo complejo, cuyo coste se incrementa en un 25 por ciento debido a las problemas de diverso tipo que generan las obras que se están realizando en Tribuna y su explanada.