A Lete Lasa le espera un tiempo complicado y una intensa hoja de ruta al frente del Consejo Superior de Deportes. El que hasta el jueves era Secretario Xeral para o Deporte de la Xunta de Galicia fue nombrado ayer por el Consejo de Ministros como nuevo presidente del CSD. La próxima semana tomará posesión de su nuevo cargo en sustitución de Miguel Cardenal, que renunció hace un par de semanas seriamente erosionado por sus enfrentamientos con algunas federaciones deportivas y con el Comité Olímpico Español. A Lete le corresponde ahora el papel de solventar esos enfrentamientos que han dejado una importante nube de polémica en el deporte español. Pero no serán las únicas tareas que le aguardan en el despacho de la calle Martín Fierro de Madrid. Varios proyectos esenciales en el desarrollo del deporte español deben ponerse en marcha en esta etapa.

La renovación del programa ADO para Tokio 2020, la adecuación de la ley antidopaje al nuevo Código Mundial -tarea en la que España siempre ha flojeado- y la resolución de las diferencias con la federación de Fútbol sobre su proceso electoral se presentan como parte de los primeros "deberes" del nuevo presidente del CSD.

Con experiencia en gestión deportiva por sus dos etapas al frente del deporte gallego, Lete debe impulsar la puesta en marcha el programa ADO y ADOP para Tokio 2020, junto al Comité Olímpico Español (COE) y RTVE, después de las 17 medallas que España se trajo de Río y las 31 de los paralímpicos, unos resultados incluso mejores de lo que se barajaba antes de que comenzasen las competiciones.

Creado para los Juegos de Barcelona'92, el ADO ha sido básico para la preparación de los deportistas olímpicos españoles. Para el ciclo de Río trece empresas hicieron aportaciones económicas que superaron los 22 millones de euros y en este último año recibieron becas 191 deportistas. La cuantía de la beca máxima se mantuvo, como en el anterior ciclo, en 60.000 euros. Con Cardenal se llegó a un acuerdo para que parte de los ingresos de la Liga de Fútbol Profesional (el 1,5% del contrato televisivo) fuesen a parar al deporte olímpico. Es el comienzo de un plan que se pretende sea más ambicioso.

En materia legislativa, España tiene que adecuar la ley de dopaje al Código de la Agencia Mundial (AMA) y renovar la ley del Deporte, que data del año 1990, cuyo contenido contempló modificar, sin llegar a hacerlo, Miguel Cardena. La interinidad en que ha estado el Gobierno durante hace casi un año ha impedido adaptar la ley de dopaje al código Mundial y esta situación mantiene suspendido el laboratorio de Madrid desde el pasado mes de junio.

La suspensión del centro fue consecuencia de la calificación que la AMA hizo de la agencia española (AEPSAD), el 19 de marzo, como no cumplidora con su normativa, aunque la adecuación del texto será un mero trámite.

La formas de financiación del deporte, al margen de la ayuda proveniente de los Presupuestos Generales del Estado -pendientes de aprobación para 2017 y sin los cuales será complicado dar pasos-, es otro de los aspectos en los que el CSD tiene que seguir insistiendo después de una legislatura muy complicada por la situación económica.

La herencia que va a encontrar Lete incluye el eficaz sistema de control económico puesto en marcha para acabar con la deuda del fútbol profesional y con un modelo de venta centralizada de derechos audiovisuales, que aporta dinero a otros deportes para financiar la seguridad social de los deportistas de alto nivel.

Pero estas iniciativas no han evitado un alejamiento de la Federación Española de Fútbol (RFEF), con la que la relación solo ha empeorado por el proceso electoral que ya debía haber concluido y que todavía no ha empezado.

La RFEF, por no tener ningún equipo clasificado para Río, debía haber elegido presidente en el primer cuatrimestre del año, pero los sucesivos reglamentos electorales de ésta han sido rechazados por el CSD y la fecha de los comicios sigue en el aire, junto a la posibilidad de que el caso acabe en los tribunales.

Ángel María Villar, presidente desde 1988, amagó con optar a la presidencia de la UEFA, pero retiró su candidatura antes de las votaciones y ahora intenta prolongar su mandato. Su gestión ha sido cuestionada por el CSD, que ha denunciado, sin éxito, ante el Tribunal Administrativo del Deporte (TAD) lo que consideró trato de favor hacia los clubes Recreativo y Marino.

Al margen del fútbol y aunque en la legislatura pasada el CSD ha tratado de estar cerca de los deportistas, algunos colectivos como las asociaciones de futbolistas, y jugadores de fútbol sala y baloncesto -una vez disuelta la Asociación de Deportistas que los agrupaba- no han ocultado su rechazo a su política.

Éste tendrá que intentar ahora restablecer lazos, comandado por alguien a quien algunos próximos definen como alguien con buen talante. Lo va a necesitar en un tiempo complicado para el deporte español.