El Coruxo se ha convertido, por mérito propio, en el equipo de moda en el Grupo I de Segunda División B. Los jugadores entrenados por Rafa Sáez sumaron ayer la quinta jornada consecutiva sin conocer la derrota y se han ganado el derecho a codearse con la zona noble de la clasificación.

Pero lejos de la euforia que pueda suponer la quinta plaza que ahora ocupan, la realidad es que la victoria de ayer fue muy trabajada y costosa. Fue uno de esos partidos en los que un empate se hubiera considerado justo ante un rival que no ha justificado la posición que ocupa en la clasificación.

El comienzo del encuentro ofreció una falsa imagen de lo que podía ser el desarrollo del mismo. El Palencia no se encontraba sobre el terreno de juego y el Coruxo llegaba con muchísima facilidad ante Sandro, que despejaba el balón como podía. Los palentinos estaban perdidos, no presionaban y eran incapaces de pasar de medio de campo.

Poco a poco el empuje inicial del Coruxo fue perdiendo fuelle. No por mérito de los palentinos, que seguían un tanto perdidos, sino más bien por la falta de tensión de los vigueses en el medio del campo, que permitió que el Palencia se creciera y comenzara a pensar que podía hacer daño en ataque.

De esta manera, el partido perdió intensidad y vistosidad. Las aproximaciones al área se redujeron considerablemente y casi todo el juego se desarrollaba en el centro del campo. Lo mejor de los primeros cuarenta y cinco minutos llegó en su recta final. A la media hora, Antón de Vicente ejecuta una falta ajustada al palo derecho de la portería defendida por Sandro. El guardameta palentino despejó el balón, pero lo dejó muerto en el área pequeña. Iosu Villar hizo lo más difícil, que era echarlo fuera ante el asombro de todos.

El Palencia también tuvo su gran ocasión a dos minutos para el descanso, cuando Xavi Moré dispara con fuerza, obligando a Alberto Domínguez a intervenir con gran acierto.

El comienzo de la segunda parte fue espectacular. A los tres minutos, Xavi Moré se queda solo ante Alberto Domínguez, estrellando el balón en el cuerpo del portero vigués y, como en el fútbol no hay lógica, en la siguiente jugada Fernando se lleva a tres defensas del Palencia, pasando el balón a la derecha para que Pedro Vázquez cruce el esférico ante Sandro, que no pudo hacer nada por evitar el tanto vigués.

Evidentemente, el gol obligó al cuadro palentino a irse hacia arriba para buscar la igualada. Óscar de Paula, entrenador del Palencia, no tardó demasiado tiempo en hacer cambios. En el descanso le dio entrada a Durantez, y a falta de media hora para la conclusión del encuentro entraron Murillo y Rodri. Fueron unos cambios que le dieron al equipo un aire diferente. Se hicieron con el control del centro del campo y comenzaron a tener más presencia ante Alberto Domínguez, pero les seguía faltando ese último empuje para aprovechar sus llegadas.

Los minutos pasaban y el Coruxo estaba cómodo sobre el terreno de juego, pero necesitaba un segundo tanto que sentenciara el encuentro, pues aunque no creaba demasiado peligro, una de esas tímidas llegadas de los palentinos podía provocar una situación límite.

Al final, nueva victoria que coloca al equipo de O Vao en la zona alta de la clasificación, a la espera del derbi frente al Celta B del próximo domingo.