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fútbol - Tercera División

Goles como panes en Bouzas

Los siete tantos de Carnero, repartidor de panadería y uno de los goleadores de la categoría, vitales para un liderato histórico

Pablo Carnero, con el balón, en la panadería en la que trabaja como repartidor. // José Lores

Pablo Carnero Llauger (Vigo, 3-1-1988) lleva el fútbol como un elemento indispensable en su vida. "Juego desde que comencé a andar", es una de las primeras frases que dice. En ello tuvo mucho que ver su padre. Félix Carnero fue entrenador y director deportivo del Celta durante varias temporadas. El actual delantero del Rápido de Bouzas tiene esta temporada un desafío. Lograr su segundo ascenso a la Segunda División B. El anterior lo logró con el Pontevedra, con el vigués como máximo goleador de su equipo. Los boucenses son líderes y defenderán esa posición mañana en As Pontes. Pablo Carnero volverá a esforzarse para conseguir un buen resultado y superar el cansancio que supone trabajar en una panadería como repartidor durante toda la semana.

Son semanas agotadoras para un deportista que no vivedel fútbol: "Eso es para unos pocos". Acaba de ser padre y Olivia, "aunque es tranquila", tampoco le deja mucho tiempo libre. Su jornada laboral se inicia pasadas las seis de la madrugada. No termina hasta después de las tres. En todo el día recorre más de 50 kilómetros. Reconoce que "es duro, pero hay que hacer todo. Esforzarse es lo que queda". Pero ese esfuerzo constante puede pasar factura en los entrenamientos. "Claro. Llego estoy derrotado. Pero en el entreno hago una desconexión. Me sirve para olvidarme del trabajo. Es gratificante, pero duro. Me reactivo con el fútbol".

Tiene de entrenador a Patxi Salinas. Sobre el técnico reconoce que "es duro cuando tiene que serlo, pero también muy cercano. Se conoce que ha vivido el fútbol profesional". El rendimiento de Pablo Carnero esta temporada es "bueno", según su propia confesión. Ha anotado siete goles en las doce jornadas disputadas. Ha jugado todos los encuentros. Ante el Castro, el pasado fin de semana, anotó tres tantos: "Fue una gran alegría. Pero lo mejor es que el equipo pueda ganar y también que tenga oportunidades para marcar". A pesar de jugar en casa, no se quedó con la pelota. "Hay que cuidar los balones, hacen falta", desvela entre risas.

No se atreve a poner una cifra de goles que puede marcar al final de la temporada. En ese pronóstico influyen muchos detalles. "No me pongo cantidades. Me marco objetivos del colectivo. He tenido campañas en las que marqué más de veinte y otras en las que hice muchos menos. Pero que conste que los delanteros vivimos de los goles", afirma.

Este verano, tras su paso por el Pontevedra, regresó a su 'casa' de Bouzas. Tuvo suficientes motivos. Uno de ellos fue la "apuesta que hicieron por mí. Fueron claros". El proyecto deportivo le gustó y se ha visto refrendado con el liderato. Pablo Carnero se resiste a hablar del ascenso a la Segunda División B, que sería el segundo en su carrera deportiva. "Hay que ser realistas, tener los pies en el suelo. Subir es complicado y difícil. Deben unirse muchas cosas. Lo sé por experiencia", afirma. Es moderado en el optimismo sobre el objetivo que puede lograr. No hay forma de que se salte el guión del "paso a paso".

En el Baltasar Pujales ha encontrado un nuevo espacio. Aunque algunas sensaciones ya las conoce. Félix Carnero, su padre, "me sigue dando consejos. Es normal". El que fue entrenador y también director deportivo del Celta ya está apartado del fútbol profesional. Sin embargo, no pierde detalle. Mientras, Pablo Carnero valora estar cerca de casa para poder atender a Olivia, su hija recién nacida. "Es una bendición. Menos mal que es tranquila", dice. Se emociona al verla.

Su larga trayectoria futbolística demuestra el carácter inconformista de un delantero "ansioso siempre por marcar". Comenzó en el fútbol sala del Rápido de Bouzas, pasó por las categorías inferiores del Celta, el Areosa, jugó tres temporadas en el Real Madrid de Tercera División, estuvo en el Oviedo, también en el Marino de Luanco, volvió a Bouzas y de allí hasta el Pontevedra, donde jugó tres temporadas. "Allí me trataron fenomenal. Mi rendimiento fue bueno. Exploté. Menos la temporada pasada. Unas expulsiones y una lesión me hicieron perder el ritmo", reconoce. Tuvo ofertas pero quiso volver a su casa.

En este largo periplo se pueden encontrar numerosos detalles. Como los 99 goles que marcó en una temporada con el Celta alevín. "Fallé un penalti en la última jornada de la liga y por eso no llegué a los cien", desvela. ¿Los contaba?, se le pregunta. Responde con franqueza: "Sí. Mi tía me daba un premio por cada gol. No se escapaba ninguno. Los apuntaba en una libreta".

En el Real Madrid llegó a compartir vestuario con Morata o Nacho, ahora futbolistas del primer equipo. Y en el Celta se encontró durante siete años con Iago Aspas, ahora internacional con la selección española. Afirma que "de pequeño ya hacía las mismas cosas que ahora. Es fácil decirlo con el paso del tiempo, pero tenía maneras". Eso sí, también confirma el carácter "indomable" del de Moaña. Pero Pablo Carnero afirma que "ha mejorado mucho. La edad. Pero nada de lo que está logrando me sorprende". Al mismo tiempo que le desea suerte, también destaca que "su rendimiento es espectacular. Los que compartimos cosas con él nos alegramos mucho".

Pablo Carnero también tiene un gran recuerdo del Celta histórico que llegó a jugar la Copa de la UEFA. Él estaba en las categorías inferiores del equipo vigués y acudía a presenciar los partidos en Balaídos. "Era una fiesta para nosotros. Ver en acción a Mostovoi, por ejemplo, era espectacular. Nunca se podrán olvidar esos partidos", señala mientras muestra su cara de admiración. El delantero del Rápido de Bouzas también se acuerda del Arosa, el equipo que entrenaba su padre cuando era niño. "Me llevaba y también aprendí muchas cosas", desvela.

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