Criprian Jurubescu, presidente del Brasov, analiza de forma "muy positiva" el acuerdo de colaboración con el Celta. La relación entre ambas entidades se concretó hace cinco meses. El club rumano tiene una cantera de 200 jugadores de todas las categorías. Y su aspiración es crecer con los métodos de trabajo que se aplican en A Madroa.

- ¿Cómo nació el proyecto de que el Celta tuviera una escuela en Rumanía?

- Fui el primero en abrir una escuela privada del fútbol base en Brasov a finales del 2008. En el verano de 2015 estaba por dejarlo todo, ya que no tenía ánimo para continuar. Con el Celta empecé a tener relación en 2010, cuando invitamos a dos de sus equipos a jugar nuestro torneo, la Brasov Cup. Desde ese instante estuvimos siempre en contacto. Hace un año me llamó Héctor Martínez, que está en la escuela que tiene el Celta en México, y me dijo que se estaba desarrollando un proyecto de expansión internacional. Me preguntó si estaba interesado y de esa forma comenzó la intensa relación.

- ¿Cuál es la estructura de su entidad?

- El Celta se ha encontrado con una estructura completa. Tenemos a más de doscientos jugadores, desde los cinco años hasta sénior. También poseemos una sección de fútbol sala y un equipo femenino con veinte chicas. Sinceramente, creo que el Brasov es el club que buscaba el Celta para seguir creciendo a nivel internacional como entidad ya formada, con una buena estructura y también dispuesto a llevar el nombre y el escudo del club, además de buscar crecer en el aspecto deportivo.

- ¿Qué actividades realizan?

- Héctor Martínez Quijeiro es el encargado de realizar el trabajo deportivo y tiene todo mi apoyo. Es un gran profesional y le doy las gracias por aceptar este desafío. Estamos organizando todo el club y también tenemos eventos sociales. Hay niños que están en la escuela con una beca, ya que tienen distintos problemas. Tratamos de ayudarlos y de que disfruten y aprendan con el fútbol. También estamos preparando una gran fiesta de Navidad que tendrá un carácter solidario.

- ¿Qué programa de trabajo desarrollan?

- Uno de los grandes objetivos es parecernos lo más posible al Celta, en su organización y también en la metodología de trabajo. No se trata de trasladar todo aquí, pero se pueden adaptar muchas cosas. Nosotros también somos latinos y poseemos talento, pero estamos en peores condiciones que el fútbol español. Esa es nuestra desventaja. Lo que buscamos es aportar cosas al fútbol de Brasov en el futuro. Que un club profesional español se decida a dar este paso es algo muy valioso.

- ¿Tienen algún proyecto por desarrollar en el futuro?

- Por supuesto. Ideas no nos faltan, pero hay que ir poco a poco. Estoy seguro que el Celta Brasov va ser uno de los grandes protagonistas del fútbol juvenil en Rumanía. Todavía no hemos pensado en la categoría sénior.

- ¿Qué beneficios le otorga a su club esta unión?

- Muchos. Hemos hablado de desarrollar nuevas iniciativas a través de la Fundación Celta. El club se beneficia también en otros aspectos, como que ya hay padres de niños que disfrutan de sus vacaciones en Vigo o que compran cosas del club a través de internet. Lo cierto es que el Celta se está dando a conocer mucho en Rumanía y esto también tiene un gran valor.

- ¿Como calificaría las relaciones con el Celta?

- Magníficas. Estamos en permanente contacto. Solo han pasado cinco meses, pero ya hay detalles que no se olvidan. Por ejemplo, cuando estuvo aquí el presidente, Carlos Mouriño. Fue una visita muy especial para nosotros. Se mostró muy convencido del desarrollo de este proyecto y mostró un gran apoyo. Hace poco le devolví la visita y coincidimos en que las cosas van por el buen camino.

- ¿Por qué el Celta y no otros clubes?

- Yo no quería aquí una franquicia. Tuve ofertas, pero las rechacé. La que nos hizo el Celta me convenció por muchos motivos. El principal es que podíamos crecer juntos. Tenemos objetivos comunes y eso es muy importante. Hay que darle valor a las cosas.