El fútbol le ha concedido una oportunidad a Hugo Mallo y a Iago Aspas para poder disfrutar nuevamente de un derbi gallego. El domingo pasado fueron protagonistas de una goleada histórica ante el eterno rival. Se resarcían así de los malos recuerdos que dejaron el 15 de marzo de 2013 en Riazor. Ese día, la derrota del Celta (3-1) estuvo salpicada de dos polémicas actuaciones: la expulsión de Aspas por agredir a Marchena y el comportamiento incívico de Mallo como espectador en la grada acotada para los celtistas.

A pesar de la diferencia de edad -Aspas es cuatro años mayor que Mallo-, ambos mantienen una estrecha amistad, que va más allá del fútbol. Coincidieron en el primer equipo del Celta en la temporada 2008-2009. Fueron una apuesta de Eusebio Sacristán. Aquel año se cerró felizmente para el club gracias al doblete de Aspas al Deportivo Alavés. Sería el primero de los catorce dobletes que el delantero de Moaña ha sumado hasta ahora con la camiseta celeste. En el curso 11/12, Aspas repetiría aciertos dobles ante ocho rivales: Huesca, Villarreal B, Recreativo de Huelva, Numancia, Barcelona B, Alcorcón, Guadalajara y Jerez. Estrenó los dobletes en Primera ante el Rayo Vallecano. El año pasado los consiguió ante Granada, Barcelona y Real Sociedad. Y el domingo, contra el adversario que más sentimientos de rivalidad le infunde. Eso forma parte del ADN del celtista, y tanto Aspas como Mallo son incondicionales del equipo vigués desde sus primeros años de vida, fomentado además por sus muchos años como componentes de la cantera de A Madroa. Ahí comenzaron a entender el significado de O Noso Derbi. El partido más especial de la temporada siempre era contra el Deportivo.

Estos dos morracenses -Aspas, de Moaña, y Mallo, de Marín- estaban condenados a formar una piña después de encontrarse en un vestuario que fue perdiendo canteranos a medida que mejoraban los resultados y las finanzas del club vigués. Fueron protagonistas destacados del ascenso a Primera División y el duelo en la élite de los eternos rivales les superó por momentos, sobre todo en la cita de la segunda vuelta del curso 12/13. Entonces, Celta y Deportivo peleaban por eludir el descenso.

Aspas no llegó a la media hora de partido. En el minuto 28 agredió a Marchena y el árbitro lo expulsó por "dar un cabezazo a un jugador contrario estando el juego detenido", escribió en el acta el colegiado Velasco Carballo.El Deportivo aprovechó la ventaja numérica para asestarle un duro golpe a su máximo rival.Riki, Silvio y Salomao sentenciaron un partido en el que el coreano Park maquilló el marcador para los celestes.

El descenso del Deportivo esa temporada privó a Aspas de volver a enfrentarse al equipo coruñés antes de emigrar al Liverpool y al año siguiente al Sevilla. Con el equipo andaluz logró el moañés los dos únicos tripletes de su carrera deportiva. Ambos los consiguió ante el Sabadell, en la eliminatoria de la Copa del Rey en la que Aspas concluyó como máximo goleador, con siete tantos, los mismos que el barcelonista Neymar.

La temporada pasada, Aspas no brilló en el doble enfrentamiento entre vigueses y coruñeses y se quedó sin su primer gol y sin sumar su primera victoria en un clásico gallego, a pesar de acabar la Liga como un consumado rematador.

Mientras tanto, Mallo y Aspas estrenaban paternidad con pocos meses de diferencia. El marinense, además, se convertía en el primer capitán del equipo y su amigo entraba como cuarto portavoz de una plantilla en la que han superado los doscientos partidos oficiales.

La sincronización de ambos quedó reflejada en el partido ante el Sporting de Gijón. Mallo marcaba el primer tanto y Aspas conseguía el de la victoria a pocos minutos del final tras empatar el rival.

El domingo pasado se repitió el mismo orden de aparición estelar: primero fue Mallo el que superó a Lux, tras un extraordinario control de Orellana y una asistencia del chileno. Después de igualar Albentosa el marcador, Aspas apareció en el partido para sentenciar el derbi. Primero al transformar un penalti y después tras aprovechar un fallo de Albentosa, dejar atrás a la defensa y superar por segunda vez al portero del Deportivo. En ambas celebraciones, Aspas corrió hacia los asientos de los segidores deportivistas. El exceso en la repetición del gesto le llevó a pedir perdón públicamente tras el partido. Lo mismo tuvo que hacer Mallo después de su pésimo comportamiento como aficionado en Riazor, a donde volverán el próximo mes de marzo. El domingo saldaron sus cuentas pendientes con aquella derrota del 2013. Ayer, de regreso al trabajo, volvieron a juntarse para recordar una victoria histórica.