Norm Maxwell asiste con serenidad al encuentro. Es difícil descubrirle algún gesto crispado al neozelandés. La actuación de Adrián Rodríguez, sin embargo, le irrita. Le enfada, en general, el excesivo intervencionismo de los árbitros españoles. A Maxwell, que profesa un amor puro al rugby, no le duele tanto la derrota como el deterioro del juego.

"Es difícil para un entrenador y sus jugadores no entender por qué te pitan golpes de castigo", analiza Maxwell."Si no lo entiendes, no puedes corregirlo. Es difícil realizar cambios cuando no sabes qué pasa. Quizás deberíamos haber sido más inteligentes y salirnos del ruck. Pero en cierto modo es deprimente para nuestro juego. Necesitamos competir".

El entrenador del Kaleido, desde esa autoridad de All Black que no menciona pero que le rodea como un aura, querría una dirección arbitral que entendiese el partido de forma global y no una sucesión de actuaciones reglamentarias puntillosas. "Para mí es doloroso ver a los árbitros pitando golpes y tomando decisiones que interrumpen la fluidez del juego, sobre todo en el ataque", comenta. "La naturaleza del juego es que fluya. Cuando ellos penalizan aquello que sustenta ese dinamismo van en contra de esa naturaleza. Si observas el rugby internacional, nunca se penaliza el ataque. Quieres que el balón se mueva. Por eso me decepciona que nos castiguen en el ataque. Es frustrante".

No niega errores propios, pero elogia a sus jugadores: "En general estoy muy contento con el espíritu del equipo. Hubo muchas cosas positivas. Es doloroso perder así. Pero el equipo está creciendo cada semana y es lo importante para mí, más allá del resultado. Y no pudimos jugar casi ningún partido en pretemporada, es solo nuestro tercer partido en liga. Estoy muy contento con la actitud, pero será una larga temporada".