Paco Araújo ha dejado una huella profunda en aquellos que lo conocieron. Muchas de las jugadoras que pasaron por el Bosco Celta, durante las dos décadas en las que él estuvo como hombre fuerte de la directiva o presidente, mantuvieron el contacto con él tras su marcha. En la cuenta figuran jugadoras de leyenda de los años noventa y el cambio de siglo, como Mar Xantal o Pilar Valero -esta última volvería en una segunda etapa-, que cosecharon éxitos para la entidad. Y también las que protagonizaron la mudanza hacia una escuadra de menos recursos, pero todavía capaz de rendir a un excelente nivel en la máxima categoría, como Noemí Jordana.

El Celta puede presumir de haber sido la cuna profesional de la mejor jugadora europea, la líder de la selección española subcampeona mundial y olímpica, Alba Torrens. También ella mantuvo siempre su devoción por el hombre que la había tutelado durante tres años en Vigo.

En 2012 Araújo, aunque con dolor, decidió renunciar a la plaza en Liga Femenina 1. Quería darle prioridad a la viabilidad económica. Era el momento de que todo el trabajo con la cantera saliese a relucir. Lo sabe Débora Rodríguez, un producto de la escuela, capitana en ese tiempo de transición.

Miguel Méndez colecciona hoy títulos en Italia, pero no olvida su década larga al frente del primer equipo celeste. Con él se obtuvieron la última Liga y Copa. Paco dejó de ser su presidente en 2011. Jamás dejó de ser su amigo. Todos ellos, si bien elogian al dirigente, ensalzan antes al ser humano.

Miguel Méndez

"En momentos difíciles recibió pocas ayudas"

Miguel Méndez, entrenador del Schio italiano, fue a saludar a la gente de Asyco, la gestoría de Araújo, meses después del fallecimiento del presidente celeste. "No pasé de la escalera". Tuvieron que irse a tomar un café por los alrededores. "Se hace duro. Cuando falta una persona, te das cuenta de lo que significaba".

Araújo y Carballo le ofrecieron a Méndez su primera oportunidad en el baloncesto femenino. Aquel joven respondió a sus expectativas. Dirigió al equipo de 2001 a 2011. Su relación con Araújo no concluye con su marcha al Rivas. "No hemos dejado de llamarnos. Y con mi mujer, Sofía, hablaba una vez a la semana para decirle cuánto nos quería, que éramos como sus hijos".

Méndez retrata la generosidad de Araújo: "Cuando adoptamos a nuestro hijo, hace tres años, surgió un pequeño problema burocrático. Se lo estaba contando en su despacho, así entre amigos. Y me dijo: "Espera, espera, ¿qué necesitas?". Levantó el teléfono, abogado, notario, en cuatro horas solucionó el problema. Se me hace complicado hablar de Paco. Siempre digo que no admiro a demasiada gente, pero Paco está muy cerca de mi familia a nivel humano".

"Conforme su salud se fue deteriorando, porque se dejó la salud en esto, se hacía cada vez más sentimental. Cuando llegaban las horas complicadas levantaba el teléfono y llamaba a todos", revela Méndez. "Me cuesta decirlo, pero soy peor persona que él: ahora todo el mundo lo recuerda, pero en los momentos complicados recibió pocas ayudas. Estoy hablando de gobiernos centrales, ayuntamientos, 'xuntas', empresariado? Y jamás se le oyó una palabra más alta que otra. Tiró para delante. Lejos de aprovechar el tirón publicitario de dirigir un equipo de alto nivel, a él le perjudicó incluso en lo económico".

Alba Torrens

"Paco me cuidó desde el primer día"

Alba Torrens se ha consagrado desde hace tiempo como la mejor jugadora europea. Ella ha liderado a la selección a sus cotas más altas: un título europeo, un subcampeonato olímpico y otro mundial. Y tanta gloria se edifica sobre las tres temporadas que militó de celeste, sus primeras como profesional.

"Llegué a Vigo siendo una niña. Paco, desde el primer día, ya me cuidó. Me acuerdo haber viajado con mis padres, conocimos a Paco y enseguida se mostró como era", narra. "Hay que agradecerle mucho todo lo que ha hecho por el baloncesto, pero sobre todo la manera en que lo ha hecho. Todo lo hacía de corazón. Desde ese primer día así fue. Siempre estaré agradecida. Yo tenía 17 años, estaba lejos de casa y Paco estaba allí".

Aquel Celta suyo ya no estaba para pelear por títulos que después ha cosechado a manos llenas en otros lares. Pero es una etapa inolvidable. "Fue mi primer equipo profesional. Tuve mucha suerte de estar en Vigo y en un club como el Celta, con Paco, con Miguel Méndez, con Carlos Colinas. Fue un momento importante en mi carrera por la forma en que me cuidaron dentro y fuera de la pista". Tan cómoda se sentía que aplazó durante una campaña su salto al Perfumerías Avenida: "Fue una decisión muy acertada. Los tres años me hicieron crecer como jugadora y como persona".

"Paco y yo siempre mantuvimos el contacto", confirma. Araújo, aunque ella se convirtiese en estrella, nunca dejó de llamarla Albita. "Para mí es un recuerdo muy especial. Sigues tu camino y tu carrera, pero nunca olvidas. Siempre le estaré agradecida, igual que a todas las personas del club. Solo puede valorarlos de diez en muchos sentidos".

Pilar Valero

"Cumplía lo que decía, por eso el Celta tuvo éxito"

"Qué penica, de verdad", se le escapa a Pilar Valero con el recuerdo de Paco Araújo. Valero pasó por muchos equipos durante casi dos décadas de trayectoria profesional. Sin embargo, es rotunda cuando afirma: "Si mi casa es Zaragoza, mi casa deportiva es Vigo. El Celta siempre ha sido mi club. Me lo dio todo. Aquello no era un club, era una familia. La acogida desde el primer momento fue distinta a los demás. Era lo que hacía grande al Celta. Conseguimos títulos importantes, pero el trato con las jugadoras era espectacular".

Valero participó en los títulos y aún regresaría años más tarde. A Araújo no podía decirle que no. "Lo hemos dado todo por el club, pero porque ellos lo daban todo por nosotras", explica. "Recuerdo que iban a operar a mi padre del corazón. Nosotras jugábamos unos play offs contra el Lugo. Paco me dijo: "Te vas con tu padre". Hasta que no salió de la UVI no volví, cogí el avión, jugué el partido y ganamos. Llamé a mi padre desde la pista. Paco ni lo había dudado: "Si no sale de la UVI, te quedas allí". No hay palabras. Ese era el club, ese era Paco, su esencia".

"Paco ha sabido adaptarse a las situaciones", destaca la maña. "No quería endeudarse con nadie. Ha sido muy cumplidor. Cuando pasó lo de bajar a Liga 2 habló conmigo. Le dije que me parecía muy sensato. Muchos otros clubes salían a competir y luego dejaban a deber. Paco era un tío que cumplía lo que decía. Por eso el Celta tuvo el éxito que tuvo. Todo el mundo quería jugar allí. No te ofrecía 10 y luego fallaba, te ofrecía 2 y daba 2. El ambiente que creó no se puede pagar".

Noemí Jordana

"Que el club siga adelante es el mejor homenaje"

No es casualidad que sean varias las jugadoras que han pertenecido al Celta en varias etapas. Como Valero o Mujanovic, también Noemí Jordana quiso repetir experiencia. Un jovencita meritoria entre 2000 y 2004, entre 2009 y 2011 ostentó galones. "No puedo ir al homenaje porque tengo la final de la Lliga Catalana. Me hubiera encantado", se lamenta. "Tengo un recuerdo muy bueno de Paco. Hablábamos años después de ya no estar yo en Vigo, por Navidades y ocasiones especiales, al menos un par de llamadas al año".

Confirma la seriedad como directivo de Paco, cómo le agobiaba cualquier retraso en los pagos, aunque fuese por el retraso en las subvenciones. "Cuando el equipo bajó, el club me debía dinero. Y me llamaba constantemente. Yo le decía: "Paco, de verdad, si algún día necesito dinero para comer, te lo pediré. Pero deja de preocuparte y agobiarte por esto. Yo me espero". Él lo pasaba muy mal con esto". Y elogia su decisión de descender a Liga 2: "Tener la conciencia de decir que conviene bajar hasta que la situación mejore, no sé si hay alguien más que lo haya hecho. Tantos clubes han desaparecido dejando a deber. Esto dice mucho de él. Era honesto".

Jordana, que juega en Girona, cuenta cómo conoció su muerte: "Mi madre lo leyó. Automáticamente llamé a Carlos Colinas, que tenía el teléfono apagado. Hablé con Cris Cantero, me contó. Con estas cosas que son de sorpresa te quedas en shock. No lo podía creer. Y no quiero ni imaginarme cómo estarán en Vigo. Paco era el club. Chapó por la gente que ha dado un paso adelante para que el club siga adelante. Es el mejor homenaje que se le puede hacer".

Mar Xantal

"Situaba lo humano por encima de lo deportivo"

José Manuel Gómez Carballo, tras haber tenido que cerrar el Bosco en 1991, decidió rescatar esa denominación del olvido en el verano de 1996. Levantó ese proyecto desde el primer día de la mano de su amigo Paco Araújo. Tras comprar la plaza del Aucalsa Oviedo en la máxima categoría, los éxitos no tardaron en llegar. Y fue Mar Xantal la primera estrella, la que después abriría la puerta a Laura Grande, Paloma Sánchez, Betty Cebrián o Pilar Valero... Permanecería durante una década en la entidad. Retirada, de vuelta a su Cataluña natal, Xantal seguía conversando con Araújo "de vez en cuando" y acota: "Pero cuando hablábamos era como si lo hubiésemos hecho el día anterior. Manteníamos la misma confianza y el mismo afecto que cuando estábamos juntos".

De aquellos primeros tiempos del club refundado menciona: "Paco estaba como a la sombra y ya le iba bien. A él nunca le gustó figurar. Pero José Manuel no hacía nada sin el consentimiento de Paco. Siempre esperaba que le dijese sí o no". Rigor y ternura se combinaban en el dirigente. "El trato a nivel de club lo he tenido en otros sitios. Pero a nivel humano, en ningún otro. Paco tenía ese toque serio, que necesitaba como vicepresidente o como presidente. Pero cuando hablaba contigo todos los cargos se apartaban de esa conversación. Hablabas de tú a tú".

También a Xantal le comentó Araújo su decisión de renunciar a la máxima categoría en 2012. "Yo no estaba en esa época ya, pero sí recuerdo alguna conversación con él. Me decía: "Si no podemos estar en Primera División, con lo que tenemos estaremos en la que podamos y seguiremos luchando para volver en el futuro". El resumen de Paco es ése, una persona que sabía estar arriba y abajo, y que situaba lo humano por encima de lo deportivo".

Débora Rodríguez

"Para nosotras era una figura de amor y protección"

Débora Rodríguez creció en el Celta, transitó todas las categorías hasta el vestuario sénior y llegó a capitana. Hoy reside en la localidad inglesa de Sheffield, donde juega, estudia y trabaja. En la distancia tiene bien presente a Araújo: "El Celta era la casa de las niñas. Pasaba más tiempo en los pabellones que en mi casa. Paco era la figura del padre. Para los de afuera era la autoridad, para nosotras era una figura de amor, de protección. Su oficina siempre estaba abierta. "Hola, niña, ¿qué tal, qué pasa? ¿cómo te puedo ayudar?". Todo lo que afectaba al club se lo tomaba de forma personal. A Paco le disgustaba mucho lo maltratado que estaba el deporte femenino".

"Empecé en el Celta con 11 años. Cuando ves pasar al presidente por los pasillos del Central, de lejos, casi te pones firme. Y luego te viene a hablar como le hablaría a su hija y te hace la carantoña. Enseguida cogías confianza con él. Solo se ponía serio cuando tenía que defender lo nuestro. Entonces yo decía: "Cuidado, que va Paco". Pero con nosotros era un pedazo de pan. Lo daba todo", insiste. "Cuesta habituarse a pensar que no está. Cada vez que vuelvo a casa, no pasar por la oficina? Es fastidiado".

"Conozco a mucha gente de la que está ahora, tirando del carro. Es un grupo que se ha formado para llevar las riendas del club. Pero falta Paco", se duele. "La gente que está es de la cantera de Paco. Yo soy cantera de Paco, del espíritu que siempre hubo en ese club, de ayudarse unos a otros y ser familia de verdad. Va más allá del deporte. Mis mejores amigas salen de ahí, sigo quedando con los técnicos, tengo contacto con las madres de las niñas a las que yo entrenaba. Eso no se pierde. Esas pautas se mantienen. Volver a casa me encantaría".