Tres goles, cuatro puntos. El Celta se encuentra en plena supervivencia de un mal inicio de temporada. Esas tres derrotas seguidas han sido una losa para el ilusionante proyecto europeo que comanda Eduardo Berizzo. El calendario ya hacía pensar que la empresa no sería sencilla. La clave estaba en el arranque. Ganar al Leganés, debutante en la categoría, en casa sería fundamental para esquivar una posible crisis nada más comenzar el curso. Se perdió y, además, la derrota estuvo acompañada de una pobre imagen. La maldición madrileña se culminó días después en el Santiago Bernabéu (2-1) y frente al Atlético en Balaídos (0-4). Las alarmas empezaban a activarse.

Los resultados no acompañaban, pero lo cierto es que el Celta iba de menos a más en su juego. Ante el Real Madrid cuajó un buen encuentro. Ocurrió lo habitual, que pagó muy caro sus errores. Orellana fue el encargado de inaugurar la cuenta anotadora. Las lesiones empezaban a formar también parte del viaje. Aspas se caía del once por unas molestias mientras que Marcelo Díaz causaba baja pocas horas antes de emprender el viaje a la capital española.

Tras el parón liguero, la visita del Atlético llegaba en un mal momento. Buen primer tiempo que se echó por la borda con una pésima segunda mitad. Los errores defensivos fueron determinantes y la falta de puntería en los primeros 45 minutos acabaron por ser claves para encajar una contundente derrota (0-4). Europa curó las heridas. Un empate que permitió seguir viendo un Celta en progresión, una mejoría que se consolidaría en El Sadar en un partido en el que los vigueses se mostraron sólidos atrás pero demasiado imprecisos en los metros finales (0-0).

El equipo de Berizzo siguió creciendo. Logró una victoria sufrida y sin brillo. Pero conquistó tres puntos para continuar esa progresión. Se ganó un partido en el que emergieron los líderes de este EuroCelta. La sequía goleadora la rompió el capitán, Hugo Mallo, y el gol del triunfo lo firmó Iago Aspas desde el punto de penalti. Era la primera diana para los dos canteranos. Sólo tres tantos, un bagaje escaso para un conjunto caracterizado por un fútbol alegre. La buena noticia es que este Celta ya genera el caudal de ocasiones de las dos últimas campañas. Ahora queda lo más importante, afinar el punto de mira. De momento, los encargados de espantar esos fantasmas que ya pululaban por Balaídos tienen pasado, presente y mucho futuro en Vigo. Hugo Mallo, Aspas y Orellana son los únicos jugadores de campo que celebraron hace poco más de cuatro años el ascenso a Primera División.