El Celta ha tardado cinco jornadas en obtener la primera victoria de la Liga, que llegó con excesivo sufrimiento, a cuatro minutos del final y gracias a un penalti transformado por Iago AspasIago Aspas después de que Cop aprovechase para el Sporting de Gijón otra pena máxima que igualaba el tanto que Hugo Mallo conseguía superada la hora de juego. Los dos canteranos célticos salieron al rescate ayer de un equipo que se había metido en problemas clasificatorios por su falta de gol y de fluidez en el juego. Los tres puntos conquistados en Balaídos despejan el horizonte de los célticos para afrontar con mayor tranquilidad la visita dominical a Cornellá-El Prat y la reanudación del torneo europeo ante el Panathinaikos. Además, Berizzo gana tiempo para recuperar a jugadores fundamentales, como Fabián Orellana y Marcelo Díaz. El centrocampista jugó unos minutos ayer tras superar la enésima lesión muscular. Entró por un Pione Sisto que realizó su mejor partido como céltico y protagonizó la jugada que abría el marcador en otro partido que parecía sentenciado a concluir con empate a cero porque el Celta carecía de pegada y el Sporting se plantó en Vigo con un plan muy conservador, para intentar aprovecharse del mal momento que atravesaba el rival, sin exponer juego ofensivo. Los de Abelardo Fernández cedieron el balón y se dedicaron a presionar en las zonas más sensibles del campo en busca de un fallo. Y por un agarrón innecesario de Roncaglia en el área dispusieron de la situación ideal para llevarse un punto inmerecido, pero Iago Aspas no estaba dispuesto a dejar pasar la ocasión de celebrar por todo lo alto sus doscientos partidos con el Celta y en el minuto 86 heló a Cuéllar con un lanzamiento perfecto desde los once metros para que Balaídos disfrutase del primer triunfo de la temporada.

El Celta alcanzaba así una agónica victoria en un partido que arrancó con buenas sensaciones para los locales, que al minuto de juego estuvieron a punto de marcar, pero el cabezazo de Gustavo Cabral tras un saque de esquina lo neutralizó Cuéllar, que a los veinte minutos despejó un lanzamiento lejano de Bongonda, al que le cuesta demasiado finalizar las jugadas aunque Berizzo sigue dándole muchas oportunidades. Ayer tuvo que ceder la banda izquierda a Pione Sisto, el más incisivo de los atacantes célticos y uno de los destacados de su equipo, que se marchó al descanso con el susto en el cuerpo por una pérdida de balón de Sergi Gómez y sin haber resuelto su problema con el gol a pesar de ejercer un dominio total sobre el Sporting.

Por quinta jornada consecutiva, el Celta finalizaba la primera parte con una igualada sin goles. En las anteriores ocasiones, salvo el domingo pasado en Pamplona, acabaría cediendo los tres puntos. Y ayer dio la impresión en muchos momentos que podía repetirse la historia, que la paciencia en busca del gol estaba a punto de agotarse y que el Sporting tendría su oportunidad en cualquier momento.

Pero el fútbol quiso premiar el gran partido que estaba realizando Hugo Mallo, no solo en defensa sino con su presencia constante en ataque.

Eduardo Berizzo, remiso en buscar alternativa desde el banquillo, cambió de banda a Pione Sisto antes de la hora de juego. El danés siguió creando peligro a la defensa rojiblanca por la derecha y en el minuto 65 se fue hasta la línea de fondo perseguido por tres rivales, a los que burló para dar un pase atrás a Mallo, que golpeó con fuerza y el balón entró en la portería tras golpear en un contrario.

Doscientos cuarenta y cinco minutos había tardado Balaídos en poder celebrar un gol del Celta en esta nueva temporada. Berizzo, que preparaba la entrada de Rossi, esperó a realizar el primer cambio hasta el minuto setenta y cinco. Entonces dio entrada a Marcelo Díaz por Sisto. La decisión provocó protestas, pues el futbolista de origen sudanés era el que más peligro estaba creando ante Cuéllar. El técnico buscaba más control para mantener la renta, pero una de las pocas acciones de ataque del Sporting acabó en un inocente penalti de Roncaglia. El argentino, que ayer sustituyó a Jonny Castro en el lateral izquierdo, agarró a Duje Cop por la cintura cuando enfrente se levantaba una muralla de célticos.

El croata engañó a Sergio en el lanzamiento de la pena máxima y al Celta le tocaba afrontar la complicadísima tarea de lograr un gol en un cuarto de hora para evitar un tropiezo que agravase más su situación como penúltimo de la tabla clasificatoria.

Pero el fútbol le reservaba ayer a los célticos la fortuna que le había sido esquiva en otras ocasiones. Porque Amorebieta no tenía necesidad de derribar a Nemanja Radoja dentro del área cuando el centrocampista del Celta intentaba recortar para asistir a un compañero. Faltaban cuatro minutos para el final y en Balaídos ya se respiraba un ambiente de frustración por dejar escapar otra buena oportunidad de sumar la primera victoria. Pero el árbitro no dudó en señalar el punto de penalti, pese a las protestas de los rojiblancos por lo que consideraban un excesivo castigo.

Aspas se dirigió hacia la misma portería de Gol donde hace siete años protagonizó la histórica victoria ante el Alavés que evitaba el descenso a Segunda División B del conjunto vigués. Ese día, el delantero moañés debutaba en Balaídos con la celeste y quiso celebrarlo con un doblete. Ayer jugaba un partido redondo, el doscientos de su carrera como céltico. Y para festejar su bicentenario, el '10' se fue hasta el punto de penalti y con sangre fría descerrajó un disparo que convirtió en estatua a Cuéllar.

El primer tanto de esta temporada de Aspas supone tres valiosos puntos para un equipo que ha perdido la frescura y la fluidez en el juego que le llevó el curso pasado a recuperar una plaza europea. El Sporting se lo puso difícil ayer con un planteamiento táctico muy conservador. Pero el equipo asturiano se encontró con Hugo Mallo y con Iago Aspas, los que más partidos suman como celestes de la actual plantilla, para reivindicar el papel de la cantera de A Madroa y rescatar al Celta.