Barcelona y Atlético se repartieron los puntos en el Camp Nou, lo que siempre es mayor botín para el visitante, aunque a ninguno les sirva para sacar provecho del fin de la racha victoriosa del Madrid de Zidane. Aunque lo que tiene en vilo al club azulgrana es el estado físico de Messi.

Luis Enrique y Simeone fueron de salida fieles a sus estilos, a sus fórmulas. El ataque del Barça, el máximo goleador del campeonato, contra el orden estricto colchonero, el menos goleado. Ello propició un control total del Barcelona, pero eso es algo que no preocupó a un Atlético cuyo objetivo ofensivo se reducía a aprovechar una contra por velocidad, que las tuvo, o provocar un error en la defensa con su presión adelantada.

Así, con dominio territorial abrumador del Barça pero con más remates del Atlético, aunque sin peligro cierto por una u otra parte, se cumplía la primera media hora, cuando los azulgrana subieron su intensidad y obligó al Atlético a replegar sus líneas. Pero ni Messi era capaz de deshacer el tremendo nudo defensivo de los del Cholo en torno a su área.

Como el virtuosismo no surtía efecto y el tridente estaba sin chispa, Iniesta apeló a la vieja tradición futbolística de mandar un centro templado al área. Y allá en el minuto 40 aparecía Rakitic. Fue un centro de esos tan bueno que no hace falta ni rematarlo bien para sacar premio. Basta tocarlo. Rakitic lo hizo y el Barcelona se fue al descanso con el marcador a su favor.

Segundos tardó el Atlético en crear su primera ocasión en la segunda parte (remate de Griezman parado por Ter Stegen) y segundos en responder el Barça en el otro área. Y de insistir el Atlético. Comienzo frenético. Como el orden no le había dado provecho intentó Simeone apelar a la testosterona, invitando al Barça a entrar en una batallá física, en un ir de un área a otra.

Cinco minutos tardó Luis Enrique en darse cuenta que aquello no le venía bien a su equipo y sacó la chuleta para dar entrada al portugués André Gomez por un Busquets que ya había tenido descanso la anterior jornada y que, griposo, no estaba para tanto trote. Y poco después era Messi quien dejaba el campo con un aparente problema de abductores y el asturiano ponía más cemento en la media con Arda Turan. Era el tiempo de quemar las naves y Simeone lo hizo: Correa y Torres por Gameiro y Saúl. Y apenas un minuto tardó el argentino en encontrar un hueco en el eje de la defensa azulgrana ayudado por el resbalón de Mascherano para dejar clavado a Ter Stegen mientras enviaba el balón a la red.

El partido ganó en intensidad y vistosidad. El Atlético, más valiente, aceptó el reto del ataque, en tanto en el cuadro local asumía la responsabilidad Neymar, que puso a prueba a Oblak con dos zapatazos y que en el 82 sacaba una falta que Piqué remataba fuera de cabeza por centímetros. Oportunidad respondida por Godín con otro remate de cabeza que Ter Stegen desviaba a córner.

Entre tanto ir y venir tuvo la última de Rakitic. Pero su remate se le escapaba como se le escapaba al Barça la oportunidad de recortar al Madrid, mientras al Atlético aceptaba el punto como un premio justo.