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El análisis del encuentro

Cada partido es un Bernabéu

El Celta mostró en un escenario grande el vigor e intensidad que necesita en las citas alimenticias

Modric, Casemiro y Marcelo rodean a Orellana. // Kiko Huesca

El Celta ha comenzado la temporada con una semana de retraso. De entre las costras dolorosas del engendro que naufragó ante el Leganés surgió la hermosa criatura que Berizzo ha amamantado. Fue el Celta reconocible en sus virtudes y defectos: valiente, intenso, combinativo, en ocasiones disléxico en la lectura de los riegos. Durante el parón se rumiarán con mayor alivio los cero puntos.

En estos dos primeros partidos, y con la ligereza de tan escaso bagaje, ya puede vislumbrarse el pecado que aniquiló a la escuadra en sus dos últimas participaciones europeas. El Celta necesita emplearse con la misma dedicación en todos los choques, igual ante el Leganés que en el Bernabéu. No es un grande que solventa a golpe de talento sus quehaceres domésticos. El Celta no puede reservar energías ni puede dejarse tentar por la soberbia. Su alimento, que es la permanencia en Primera, seguirá costándole sudor y sangre. Berizzo, que lo vivió en sus carnes como jugador, debe priorizar la mentalización en los partidos que no sirven para soñar, sino para el sustento.

matices en el juego

Faltó Marcelo Díaz y tardó Aspas, se añoró un punto de pausa y otro de instinto en los últimos metros, pero el equipo funcionó con solvencia y continuidad. Es lo distintivo de las creaciones colectivas. Berizzo ya no dispone de esa arma de grueso calibre que era Nolito. Maneja, a cambio, un arsenal más amplio. El equipo debe entender los matices que cada combinación exige. Bongonda anhela metros, mayor verticalidad. Y Pione lo mismo. Pedirles lo mismo que a su antecesor, que se sentía cómodo en espacios cortos, sería un error.

acierto táctico

La marca al hombre permite un cierto margen de maniobra. Berizzo pulsa cuerdas distintas. Cosió al Tucu y Wass sobre Modric y Kroos. Concedió terreno a Casemiro y los centrales. El técnico celeste desconectó el juego merengue. El Real Madrid solo generó peligro en las escasas fugas del croata. Tucu nos recuerda con cada exhibición la necesidad de tener paciencia. La que ahora se merecen Pione, Naranjo o Lemos.

salida imprecisa

Al Celta lo matan sus imprecisiones en la salida. Sergio, maravilloso bajo palos, flaqueó con el pie -algo que tal vez sus compañeros de zaga pudieron interpretar, ahorrándole apuros-. Roncaglia, impresionante en la anticipación, alarma en las asociaciones. El Real Madrid, incapaz de romper la estructura celeste, ganó gracias a los balones recuperados cerca de la portería visitante. Ya sucedió ante el Leganés. Berizzo tiene que recalibrar los automatismos en la salida del juego. Su estilo le obliga a arriesgar y es en esa fase, en los primeros pases y los primeros metros, donde se dirime el éxito y el fracaso.

la bula de Casemiro

El madridismo ha entendido la necesidad de un jugador como Casemiro. Ese pivote defensivo que el entorno merengue suele despreciar. Ya sucedió con Makelele. Zidane, por el influjo de su leyenda, se ha atrevido con la apuesta con la que Benítez debió morir. Casemiro sostuvo al Real Madrid cuando el Celta apretó. Tiene despliegue, contundencia e inteligencia táctica. Y la facilidad de dedicarse a destruir vestido de grande. Burgos Bengoetxea, que tan acertado estuvo en otras facetas, le perdonó varias veces la amonestación que a Mallo o Jonny no. Apenas un detalle, pero que le permitió a Casemiro mantener el mismo nivel de agresividad en sus intervenciones.

el despertar de orellana

El Celta ha arrancado con retraso en gran medida porque también lo ha hecho Orellana. Tal vez Aspas y Nolito lucieron más en la resolución, pero el juego se construía sobre esa actividad detallada y constante del chileno. Gris en pretemporada, desaparecido ante el Leganés por delante de los pivotes, ayer también comenzó aletargado en la banda. Berizzó lo despertó soltándole las riendas para irse hacia el centro. Cuando Orellana participa con asiduidad en las jugadas todo resulta más sencillo.

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