Santiago Comesaña está viviendo el sueño de cualquier niño: convertirse en futbolista profesional. El joven mediocentro vigués de 19 años es una de las apuestas del Rayo Vallecano para retornar a la élite del fútbol español. Desde su nuevo hogar, en un momento de descanso en medio de la siempre dura pretemporada, charla con naturalidad de los pasos agigantados que ha dado en las últimas temporadas.

- ¿Cómo ha sido la mudanza a una ciudad como Madrid?

- Pues la verdad es que me adapté bastante rápido. Esta es la tercera o cuarta semana en la ciudad. Al principio, vivía en un hotel, pero por fin estoy en una casa, ahora estoy bien.

- ¿Y la adaptación a su nuevo club?

- Muy bien. Me acogieron muy bien todos, desde los compañeros hasta los directivos.

- ¿Quién le hace de guía dentro del vestuario?

- Un poco todos, no diría un nombre en concreto. Todos me ayudan y se preocupan por mí. Obviamente, antes de llegar tenía la referencia de Roberto (Trashorras), que estuvo en el Celta y es un jugador enorme y con nombre. Después, jugando a su lado las cosas son mucho más fáciles, todo es mucho más sencillo. Aparte, es alguien que siempre te ayuda, te dice lo que tienes que hacer y vas aprendiendo.

- Fue en primera instancia Felipe Miñambres, actual director deportivo del Celta, el que contactó con usted para que jugara en el club madrileño.

- Ese tema lo llevó mi agente y yo no supe nada hasta el último mes. Exactamente no sé quién contactó primero. Sé que después, David Cobeño -director deportivo del Rayo Vallecano tras la salida de Miñambres- estuvo pendiente. Apalabramos con el Rayo en que me vendría a aquí, descendiera o no descendiera.

- Cuando apareció a última hora la opción del Celta, ¿ya no había ninguna posibilidad?

- No, no, no. En ese momento, ya estaba apalabrado el fichaje por el Rayo, que confió mucho en nosotros. Cuando llegó el Celta, era tarde. Su oferta fue real. Me ofrecía hacer la pretemporada con el primer equipo y jugar con el filial. Creo que, aparte de que ya lo teníamos hecho, es mejor propuesta la del Rayo. Estoy muy contento con mi decisión.

- Lleva dos años meteóricos. Pasa de jugar en juvenil División de Honor con el Val Miñor, a fichar por el Coruxo, que milita en 2ªB, y ahora por el Rayo, de Segunda División. ¿Hasta dónde puede llegar Santi Comesaña?

- (Suspira) Pues eso el tiempo lo dirá. Ojalá a Primera División y ojalá a la selección. Pero, poco a poco.

- ¿Cómo ha sido el camino para llegar hasta donde está hoy?

- Trabajo, trabajo y más trabajo.

- ¿En qué momento se da cuenta que puede convertirse en futbolista profesional?

- Van pasando los días y no te das ni cuenta. Después de un tiempo, estoy en un sitio en el que no me esperaba llegar. El primer partido con el Coruxo, debutar y marcar gol, me hace pensar que puedo llegar lejos. Recuerdo muchos nervios al principio del partido y al mismo tiempo una alegría inmensa.

- ¿Qué le parece que le consideren la "perla" del fútbol gallego?

- (Risas) No lo sé. Eso no me importa mucho, no me fijo mucho en eso. Obviamente, sí que es bonito, pero intento apartarme de todo eso.

- Su posición es la de mediocentro, pero no siempre fue su demarcación, antes jugaba en banda. ¿Cree que el cambio de ubicación ha sido clave en su explosión?

- Sí. De pequeño jugaba de mediocentro, pero cuando llegué al Val Miñor, que se fusionó con el equipo en el que estaba, pues jugué en banda. Pero me siento más cómodo en el centro del campo. Justo en juveniles volví a esa posición y creo que sí fue clave.

- El curso pasado comentó que había notado el cambio con el salto de categoría. ¿Le pasará lo mismo en su estreno en Segunda División?

- Pues yo creo que sí. Ya entrenando una categoría más se nota mucho? en la intensidad, en la calidad. Los jugadores que están en el Rayo son de Primera División. Patrick Ebert me ha sorprendido mucho. Y los extremos que tiene el equipo, para mí, lo mejor de la categoría.

- Según me han informado, siempre ha tenido un carácter fuerte con sus entrenadores.

- Bueno? más o menos. En el campo, sí que a veces me enfado, cambio de carácter, pero suelo ser una persona tranquila. Me llevo siempre bien con todos mis entrenadores. Pero es verdad que algún roce siempre hay. Lo tuve en Coruxo con Rafa y lo tuve en Val Miñor con Álex. Fuera del campo soy una persona normal, tranquila, humilde y trabajadora.

- Precisamente, con Rafa Sáez, en el Coruxo, disfrutó de muchos minutos. ¿Espera lo mismo de Sandoval?

- Ojalá, pero eso lo tiene que decidir él y yo ganármelo también. El tiempo lo dirá. Muestra confianza en mí, habla conmigo y se preocupa. Es un entrenador muy atento. Pero hay grandes jugadores en el equipo. Ojalá pueda jugar, pero no se sabe.

- ¿Se ve el año que viene jugando en Balaídos?

- (Risas) Ojalá. Eso significaría que ascenderíamos o que desgraciadamente descendería el Celta, pero no creo que pase eso. Jugar en Balaídos sería un sueño para mí. El primer objetivo y más importante es el ascenso. A nivel individual, que me salga una temporada como la pasada.