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El gran genio, el mismo chiquillo

Íntimos de Denis creen que su crecimiento le permitirá brillar en el Barça a la vez que destacan que se mantiene centrado y humilde

Denis celebra un gol con el Villarreal. // Efe

El director deportivo del Barcelona, Robert Fernández, ha certificado que ejecutará la cláusula de repesca de Denis Suárez. El joven genio de Salceda abandonará el Villarreal a cambio de 3,25 millones de euros. Las condiciones de su contrato, sin embargo, todavía bloquean su regreso al club azulgrana. Denis exige el tratamiento adecuado al estatus que se ha construido en el fútbol español durante las dos últimas campañas. Si se concreta el acuerdo, afrontará el mayor reto de su carrera. Sus íntimos lo consideran perfectamente preparado.

El talento de Denis Suárez empieza a calibrarse en las cifras de negocio que ha generado desde que era adolescente. El Celta lo vendió en 2011 al Manchester City, antes de cumplir 17 años, por un millón de euros. En Inglaterra no encontró sitio entre los mayores durante dos años y el sistema inglés no facilita la progresión a la intemperie. Confinado a los partidos de suplentes, Denis buscó oxígeno. El Barcelona adquirió sus derechos por 1,8 millones. Firmó por cinco ejercicios, el primero como miembro del filial y los otros cuatro como profesional. En el aterrizaje lideró el Barça B de Eusebio a su mejor clasificación histórica en Segunda. El Sevilla logró su cesión por dos temporadas como añadido en el traspaso de Rakitic, con una cláusula de compra de 6 millones, reservándose el Barça la recompra por 9. Aunque jugó bastante, participando en la conquista de la Europa League, Denis percibió en verano de 2015 que Krohn-Dehli, Reyes, Kakuta, Vitolo, Cristóforo o Konoplyanka parecían cerrarle el sitio. Con un itinerario bien diseñado en su cabeza, forzó otra mudanza. El Sevilla, que cobró 4 millones, el Villarreal y el Barcelona se arreglaron a tres bandas. Los castellonenses lo han disfrutado como protagonista en la clasificación amarilla para la Champions.

Cifras gruesas, podadas de sus mil cláusulas, en un trayectoria compleja pero bien calculada por Denis y sus asesores. El chico ha crecido en cada mudanza, tanto futbolística como personalmente. "A sus 22 años ha vivido más que muchos otros con 50", analiza Toni Otero, el que lo meció en sus inicios.

Otero conoció a Denis Suárez en el Porriño. Lo dirigió en sus primeras zancadas benjamines. Y cuando regresó al Celta, para dirigir a la escuadra alevín, se lo llevó con él. Denis entró en A Madroa con 7 años. Durante una década ambos irían creciendo en el vivero celeste. Otero se convirtió en coordinador de las categorías inferiores. Denis, en una de sus perlas, que los ojeadores foráneos descubrieron. La crisis que padecía entonces la entidad, en los años más angustiosos del plan de viabilidad, obligó a venderlo.

Es un trauma del que Carlos Mouriño no se ha recuperado. "El presidente jamás lo hubiera vendido si no fuese por necesidad", indica Otero. Y Félix Gende lo confirma. Gende representa a Denis desde que éste tenía 15 años -aún sigue, aunque Joseba Díaz sea el agente principal desde marzo-, si bien la relación trasciende lo comercial. Gende es amigo, asesor, consejero. "Al club no le quedó otro remedio. Vender a Denis le permitió quedarse con otros jugadores que estaban creciendo entonces, como Hugo Mallo, Álex López o Iago Aspas. Creo que ha sido una operación clave en la evolución posterior del Celta".

Así que Mouriño sacrificó a Denis en el altar. Le dolió porque el jugador, además de excelente, exuda celtismo por todos sus poros. Lo demostró durante las negociaciones con el City. Gende, que también renunció a un porcentaje de su comisión, muñó los detalles. Denis pensó en el interés del club de sus amores tanto o más que en el suyo. "Él es celtista. Lo lleva en el corazón", describe Otero.

Su actitud completó el enamoramiento de Mouriño, que ha perseguido su regreso, en una carrera sin fin. Compitió como pretendiente con el Sevilla y después con el Villarreal. Denis siempre se ha mantenido un paso por delante del Celta en los crecimientos respectivos. "Acabaré jugando en el Celta", insistía hace poco el jugador, que no perdona una entrevista sin proclamar su devoción celeste. Para esa encrucijada falta mucho.

"Yo no le veo techo. Ha ido saltando todos los obstáculos con nota. Más allá de su talento técnico, ha mejorado incluso en aquello que no era tan bueno. Todos sus pasos han sido correctos. Se cuida. Va del entrenamiento a casa. Solo sale a comer o cenar. Respeta los descansos", comenta Gende al evaluar la aventura que el Barcelona puede suponer. Astros universales parecen cerrarle el camino en varios puestos. Pero esa polivalencia es precisamente su recurso. Su estilo se ajusta como un guante a la escuela azulgrana y le permite actuar como interior o extremo, en derecha e izquierda, dentro del 4-3-3. Otero argumenta: "Está perfectamente preparado. Desde pequeñito ha tenido claro que quería ser futbolista. Y se ha educado bien para ello".

El entorno completa el retrato. "Sus padres han ayudado mucho a que tenga la cabeza bien amueblada", sentencia Otero y Gende le acompaña. "Son buena gente, humilde, seria. Le han dado una gran educación". Ramón, Lita y Zulay, la hermana de Denis, se trasladaron con él a Manchester -Zulay se ha asentado allí-. También su novia Sandra Montoto, que tenía 15 años. Un lustro después siguen juntos. Denis se mantiene fiel a sus personas y sus paisajes. Cada verano regresa a Salceda y Vigo, donde precisamente pasa estos días. Sale con sus amigos de siempre. No ha cambiado su coche, el Range Rover pequeño que adquirió al sacar el carnet. Todo cambia y a la vez sigue igual. Denis vuela sin levantar los pies del suelo.

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