Roland Garros echó a andar ayer bajo el cielo nublado de un París que amaneció lluvioso y que apenas dio tregua para que el Grand Slam de tierra batida disputara completos 9 de los 32 partidos previstos para el día.

A la espera de la entrada en juego de los principales favoritos, en el cuadro masculino, la jornada dominical de arranque preveía el partido del japonés Kei Nishikori contra el italiano Simone Bolelli como principal atractivo, pero el quinto cabeza de serie, programado en el segundo turno, no tuvo tiempo de acabarlo.

Jugó algo más de hora y media en dos etapas diferentes y lo tenía bien encarrilado, 6-1, 7-5, 2-1, cuando la lluvia aconsejó a los organizadores poner punto y final a la jornada.

El público francés había tenido su dosis de emoción en la apertura de la Suzanne Lenglen, la segunda pista en importancia, con el estrambótico local Benoit Paire, que necesitó de hasta cinco mangas para acabar con el moldavo Radu Albot, 137 del mundo, procedente de la fase previa. Al final, el 21 cabeza de serie, capaz de lo mejor y de lo peor, se acabó imponiendo 6-2, 4-6, 6-4, 1-6, 6-4.

También hubo circo en la pista en la que el australiano Nick Kyrgios, otro adepto del embrollo, se medía al italiano Marco Cecchinato. En esta ocasión, la joven promesa del tenis australiano la tomó primero contra un recogepelotas, a quien gritó de forma visible que se apresurara a acercarle la toalla y, tras ser amonestado, contra el árbitro portugués Carlos Ramos.

Rifirrafes aparte, Kyrgios se deshizo del 124 del mundo en tres complicados sets, 7-6 (6), 7-6 (6) y 6-4, en un duelo que se alargó durante 2 horas y 22 minutos.

El número 19 del mundo afrontará por un puesto en la tercera fase al holandés Igor Sisljing, repescado de la fase previa, que venció al rumano Adrian Ungur por 6-1, 6-2 y 7-6 (5).

En el cuadro femenino, la española Garbiñe Muguruza, la favorita de mejor ránking programada, ni siquiera tuvo tiempo de salir a pista.