El gol de Nolito permitió que la fiesta del Celta se celebrase por todo lo alto. Ayer, todo salió como esperaba el club. Incluso la lluvia concedió varias treguas para que luciesen algunas de las actividades programadas para la afición con motivo del regreso del equipo celeste a las competiciones europeas tras nueve años de ausencia.

GALERÍA | Balaídos festejó el regreso del Celta a Europa. // Marta G. Brea, R. Groba, J. Lores

La victoria ante el Málaga y el tropiezo del Athletic Club en Las Palmas devolvían la quinta plaza al Celta. "Equipo, ahora a por Europa". Con esa invitación cerraba Carlos Mouriño su intervención para agradecer a aficionados, jugadores y técnicos, en especial a Berizzo, citó el presidente, el éxito alcanzado en una temporada que superaron muy por encima el objetivo de la permanencia en Primera División.

Palabras emocionadas del presidente, como las del capitán del equipo, Hugo Mallo.Ambos recibieron las banderas del Celta y de la UEFA de manos de la patrulla acrobática de paracaidistas del Ejército del Aire que descendieron hasta el césped donde el Celta había obtenido un triunfo que le lleva a cotas históricas de puntuación en la mejor liga del mundo. Ya suma sesenta puntos, situándose a cuatro de su récord absoluto, establecido en la temporada 2000-01.

Eran otros tiempos, también de acompañar al conjunto celeste por Europa. Como en aquellos, el celtismo está entregado al equipo. La peña Comando Celta, de las más activas entonces, alquiló ayer un autobús descapotable para poner otra nota de animación en una jornada en la que el entorno de Balaídos se llenó de gente desde media mañana. Colas para visitar las nuevas dependencias de la tienda del club en donde se situaba el museo del Celta. Mucha gente también esperaba turno para que le coloreasen la cara. Hora y media antes del partido, la rotonda de la calle Fragoso reunía a unos ochocientos aficionados, que recibían con cánticos al autobús en el que viajaban los jugadores desde el hotel de concentración.

Sobre las cuarto de la tarde llegaba a Balaídos el presidente céltico, acompañado de su hijo y de varios consejeros. Mouriño tuvo que detenerse ante las peticiones de compartir una fotografía.

Las taquillas habían despachado casi todas las entradas a la venta. El día de fiesta prometía una buena asistencia: 21.021 espectadores, según los datos del club.

En cada asiento de Balaídos reposaba una bolsa con confeti, para que la afición lo lanzase en el momento que el equipo entrase al campo para iniciar el partido. Un gran tifo en la grada de Marcador y una pancarta en Río de agradecimiento al presidente daban más colorido a un estadio que ayer entonó "A Rianxeira".

La victoria sobre el Málaga mantuvo en sus asientos a la afición una vez concluido el partido. Era lo que había recomendado el club como inicio de la fiesta que después se trasladaría a As Travesas. Las banderas de Real Vigo Sporting, Fortuna -los clubes que se fusionaron en 1923-, Celta y Galicia ondeaban en las cuatro esquinas del campo.

Con el equipo celeste colocándose una camiseta con el lema "Estamos de volta" y la directiva, acompañando a los responsables de la patrulla aérea, la atención se centró en el cielo, que había dejado de soltar agua. Los paracaidistas, en parejas, fueron depositando las banderas del Celta, de la UEFA, de Galicia y de España.Esta última, acogida con desagrado por parte de los asistentes.

Presidente y capitán recibieron las enseñas del club y del organismo europeo a cuya segunda competición regresa el Celta. Jugadores y técnicos agitaron ambas banderas, se agarraron de la mano para dar la vuelta al campo y para correr hacia los fondos del estadio y lanzarse al césped. Fuegos artificiales pusieron el punto final a la primera parte del programa festivo que el Celta celebró ayer por todo lo alto en Balaídos gracias al gol de Manuel Agudo Durán, Nolito.