En los inexcrutables caminos del fútbol no es extraño que el fracaso se torne repentinamente en éxito. Esto le ha ocurrido, sin ir más lejos, a dos de actuales referentes ofensivos del Celta, el chileno Fabián Orellana y el gaditano Manuel Agudo, Nolito, que han pasado de subalternos en el Granada a figuras del toreo en el conjunto de Balaídos. Tras vivir un papel secundario en el cuadro nazarí, tanto el chileno como el gaditano han triunfado en el Celta, que les ha abierto de par en par la puerta de la internacionalidad.

La metamorfosis ha sido más acusada en el caso de Orellana, que ha realizado dos veces la mudanza y ha pasado del ostracismo más absoluto a indiscutible en la titularidad, que en el de Nolito, cuya participación en la vida competitiva del Granada fue considerablemente mayor, y ha sido figura del Celta desde su llegada a Vigo en el verano de 2013.

El provocativo gesto de Orellana hacia la afición nazarí llevándose las manos a las orejas tras marcar en la primera vuelta en Los Cármenes es sintomática de la tormentosa relación que el futbolista chileno ha mantenido con su exequipo. Orellana saltó a Europa en 2009 fichado por el Udinese italiano, que lo cedió al Xerez, donde el atacante céltico firmó una campaña muy discreta. Prestado luego al Granada, cuyos propietarios, la familia italiano Pozzo son también los máximos acciones del cuadro nazarí, el equipo andaluz lo cedió en el curso 2011-12 al Celta, donde sí cuajó y se convirtió en uno de los artífices del último ascenso del equipo celeste a Primera División.

Avalado por una gran campaña con el Celta en Segunda (14 goles), José Antonio Anquela, a la sazón técnico nazarí, decidió recuperarlo el curso siguiente, pero Orellana, que se adaptó enseguida al Celta, no acabó de encajar en el Granada, que acabó vendiéndolo al equipo vigués 6 meses después, en enero de 2013. El regreso del chileno a Balaídos no respondió sin embargo a las expectativas generadas por su fichaje, concretado casi al cierre del mercado con el equipo en medio de una dinámica muy negativa que días después propició el despido de Paco Herrera, que no llegó a utilizarlo.

Su sustituto, Abel Resino, le hizo debutar ante Osasuna y recurrió a menudo a sus servicios, pero la pésima dinámica del equipo, que se salvó milagrosamente del descenso en la última jornada, no le ayudó a brillar. Acabó jugando 14 partidos, la mayoría como titular, sin pena ni gloria.

Las cosas no mejoraron para el chileno el curso siguiente con Luis Enrique, que lo invitó a buscarse equipo "por falta de actitud" nada más concluir la pretemporada. Pero el Celta no logró colocarlo, el jugador echó el resto en los entrenamientos y los magníficos partidos firmados en la Copa del Rey obligaron al técnico a cambiar de opinión y darle los galones que reclamaba. Orellana no le defraudó y se convirtió en uno de los grandes artífices de la excepcional segunda vuelta firmada por el equipo celeste a las órdenes del técnico asturiano. Desde entonces, Orellana ha sido también una pieza clave para Berizzo, que aun ha dado un vuelta de tuerca a su rendimiento alternándolo en la media punta y la banda derecha. De la mano del Toto, el chileno se ha convertido en el jugador más desequilibrante del equipo.

El recorrido de Nolito desde la segunda a la primera línea del escaparate ha sido mucho más rápida. El futbolista de Sanlúcar de Barrameda llegó, de hecho, al Celta como uno de los fichajes estrella de la temporada, junto a Rafinha. Nolito recaló en Balaídos en el verano de 2013 procedente del Benfica, aunque de enero a junio de este año jugó a préstamo en el Granada. Aunque su rendimiento en los cinco meses largos que pasó en el conjunto nazari fue irregular (hizo tres goles y proporcionó otras tantas asistencias), el sanluqueño fue titular en todos los partidos.

Su despegue definitivo llegaría, sin embargo, la siguiente temporada con el Celta, donde fue protagonista desde el primer momento, firmó una segunda vuelta verdaderamente espectacular y acabó aportando 14 goles al casillero celeste. No menos lustrosa fue la siguiente campaña, ya a las órdenes de Berizzo, en la que Nolito se consagró como el mejor atacante del equipo y se convirtió en el primer futbolista céltico en firmar dobles dígitos (13 goles y 13 asistencias) desde Alexander Mostovoi. Y este curso, pese a sufrir una lesión que le dejó fuera de juego nueve partidos, sus números son también excelentes (11 goles y 6 asistencias).

La incorporación de jugadores como Aspas o Guidetti a la ecuación atacante no solo han permitido al Celta encandilar con su fútbol esta temporada, sino también dejar al equipo a un paso de su octava clasificación europea. Nolito y Orellana quieren certificarla el lunes como protagonistas frente a Granada, el equipo en el que no hace mucho ambos fueron actores secundarios.