El Betis ha lanzado una ofensiva para hacerse con los servicios del director deportivo del Celta, Miguel Torrecilla, cuyo actual contrato expira en junio próximo y podría tener contadas las horas en el equipo de Balaídos. Según apuntaba ayer El Desmarque Sevilla las negociaciones entre el Betis y Torrecilla se encuentran "muy avanzadas" y el acuerdo podría cerrarse de modo inminente. Mientras tanto, en Plaza de España el mutismo es absoluto.

El Celta, que hace un par de semanas daba por segura la continuidad de Torrecilla al considerarlo "un hombre de la casa", ha visto como el equipo sevillano interfería en sus planes de mantener al salmantino como responsable de su política deportiva en las próximas campañas. El club vigués guarda silencio, pero parece difícil que pueda competir con la suculenta oferta que el conjunto sevillano ha puesto sobre la mesa al ejecutivo salmantino.

El sueldo del actual director deportivo del Betis, Eduardo Maciá, ronda el millón de euros brutos. Si la oferta del equipo heliopolitano a Torrecilla se moviese en cifras similares, sus horas en el Celta podrían estar contadas, pues esta cantidad, que se acerca a lo que perciben los futbolistas mejor pagados de la plantilla y supera con creces el salario de Eduardo Berizzo, es inasumible para el club.

Aproximarse a tal cifra contravendría además de lleno la estricta política de contención del gasto que el club ha mantenido a rajatabla desde su entrada en proceso concursal y que lo ha convertido en uno de los clubes más saneados de la Liga española. Si el Celta no hizo en su momento un esfuerzo económico para retener a futbolistas del peso de Michael Krohn-Dehli o Iago Aspas en aras del equilibrio presupuestario, parece impensable que se decida ahora a tirar la casa por la ventana para conservar a su director deportivo.

La presumible marcha de Miguel Torrecilla al equipo sevillano supone, en cualquier caso, un serio contratiempo para el Celta, que contaba con el ejecutivo salmantino la planificación del regreso del equipo celeste a Europa y se puede ver en la tesitura de buscar un nuevo secretario técnico en un momento especialmente delicado, ya que Berizzo exige una mejora cuantitativa y cualitativa de la actual plantilla para seguir al frente del proyecto.

Aunque la planificación de la temporada en ciernes debería estar ya medianamente encarrilada -Carlos Mouriño suele insistir en la antelación con la que el club acostumbra a trabajar en la programación de los fichajes-, lo cierto es que el vacío en la dirección deportiva obligaría al Celta a desviar atención y recursos en la contratación de un nuevo director deportivo justo en el momento en que el club se encontraba más cómodo y más apreciaba su trabajo.

El salmantino sustituyó a Ramón Martínez al frente de la dirección deportiva celeste en un momento especialmente delicado, con el equipo al borde del descenso a Segunda División B. Pese a la dificultades iniciales y algún sonoro desacierto, se le considera uno de los artífices giro copernicano experimentado en la política deportiva del equipo de Balaídos, tanto en lo referido a promoción de la cantera como parte esencial del proyecto, como en el salto de calidad experimentado en los fichajes.