"El celtismo crece a pasos agigantados", presumía Carlos Mouriño durante la renovación del convenio con la Diputación de Pontevedra. El Celta vive en primavera desde hace siete temporadas. Fue cuando comenzó su escalada hacia el lugar que ahora mismo ocupa en el escenario futbolístico español. El equipo ha mejorado su posición clasificatoria en cada uno de sus siete últimos ejercicios, tanto en Segunda como en Primera División. Esa progresión se transmite fuera de la cancha. Aunque el número de abonados se ha estancado este año, el de peñas no para de aumentar al punto que se ha roto un techo histórico. La Federación de Peñas tiene ahora mismo 122 grupos en sus registros, "todas activos, con vida", certifica su presidente, Pepe Méndez. Dos más que el anterior récord, las 120 peñas que llegaron a funcionar en la época dorada del Celta de Víctor Fernández. "Es mérito de todos, sobre todo del equipo. Crecemos porque el Celta crece", explica Méndez.

En la fundación de la Federación de Peñas, en 1993, participaron 33 grupos. Cifra que se fue incrementando a gran ritmo en la primera década de existencia. La barrera de los cien se superó en 1999 hasta alcanzar las 120 en la campaña 2000-2001. El Celta acarició en ese ejercicio el cielo también futbolístico, en aquella final de la Copa del Rey a la que acudió como favorito y en la que llegó a adelantarse. Tras la decepción se inició el declive en el fervor popular, lo que se tasó en los archivos de la Federación. Seguían naciendo peñas, pero a menor ritmo. Eran muchas más las que cesaban en su actividad (o se desvinculaban de la agrupación), pese a que la escuadra conservó la competitividad. El rápido ascenso y clasificación para la UEFA, tras el primer descenso a Segunda, apenas generó un breve paréntesis de estabilidad. Las peñas tocaron fondo en las campañas 2008-2009 y 2009-2010: 65, el número más bajo desde 1997.

La conexión entre el juego y las gradas sorprende por su precisión más allá de lo obvio. La sangría se frenó con Eusebio y la dinámica se invirtió con Paco Herrera. Una efervescencia que se ha disparado incluso más con Luis Enrique y Berizzo al mando que con el ascenso tras el lustro de oscuridad. Bajo el mandato de Lucho nacieron 22 peñas, el tercer mejor registro (el récord está en 29, en la primera campaña de Víctor Fernández, y al año siguiente se fundaron 24). Con Berizzo han llegado once en el anterior curso y once en el presente, que está por cerrar. En total, 122. Carcamáns es de lejos la más numerosa (600 socios, 460 abonados), pero las peñas célticas, por lógica más delgadas al nacer, suelen ser de filiación bien nutrida. La 2023 Centenario, por ejemplo, acaba de ver la luz con 60 socios (14 abonados) y la Cigarrón Celeste, con 160 (20 abonados).

En Vigo ya queda poco espacio para la cosecha de nuevas peñas. "Se están creando sobre todo en los pueblos: Pazos Borbén, Ponteareas, Allariz, San Cibrao, Verín...", detalla Pepe Méndez, que ensalza a las que funcionan fuera de Galicia. Aunque existe una ley básica que regula este tipo de asociaciones sin ánimo de lucro, cada comunidad autónoma aplica su propio reglamento, a veces complejo. Las peñas futbolísticas actúan como factor de cohesión, al estilo de las casas gallegas de la emigración. Los 180 socios de la Alcoyana Óscar Prieto, además de moverse siempre en busca de los partidos del Celta más próximos a su área de actuación (son también esforzadas en sus desplazamientos Morriña Celeste, Blau Cel o Zeru-Urdin), desarrollan una intensa labor social, como sucede con la Celtitlan de México, una de las cuatro sucursales extranjeras de un celtismo sin fronteras.

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