Johan Cruyff aplicó a los despachos y a la vida en general el mismo espíritu inconformista que mostró sobre el césped y en el banquillo. Cruyff fue el primer jugador con agente. Cor Coster, vendedor de diamantes, padre de su novia y posteriormente su suegro, se ofreció a ayudarle a negociar con el Ajax su primer contrato profesional. "Vosotros tenéis 50 años y yo tengo 17. Él también tiene 50, así que hay más equilibrio", le explicó a la atónita directiva ajacied. Cuando se negaron a tratar con Coster, Johan se levantó y se fue. El Ajax acabó claudicando. "Nos hemos reído mucho después. Sin darnos cuenta inventamos el marketing, el renting..,", narraba Cruyff.

Danny, su esposa y hoy viuda, es una figura primordial, su más íntima asesora. Juntos marcaron tendencia en la moda en sus años de juventud. Estilosos, impertinentes, frescos... Danny hizo furor en la España tardofranquista a la que llegaron. Ambos probaron las modas de la época, como el ayurveda. Pero no se les conocieron excesos más allá del tabaquismo de Cruyff, capaz de fumar en la ducha.

Johan ha sido un autodidacta, con escasa formación académica. Capaz de hablar en cinco idiomas a su muy particular modo, siempre presumió de que su mejor cualidad era reconocer el talento ajeno y apoyarse en él. Pero era quien determinaba las líneas rojas. Jugó todo el Mundial de 1974 con una camiseta de diferente marca que sus compañeros. La Federación Holandesa se había negado a repartir el patrocinio de Adidas.Bens, historiador del Levante, explica cómo Cruyff "dejó de involucrarse en el equipo" cuando el club se retrasó en los pagos. Tenía sus reglas. No quiso ejecutar el aval que poseía sobre unos terrenos junto al estadio. Aunque con fama de tacaño, este hombre sin móvil ("si alguien me busca, me encuentra") y amante del golf ha desplegado una extraordinaria actividad benéfica.

Johan Cruyff nunca ha dudado a la hora de comprometerse con una causa. Lo hizo con el catalanismo. Jugó amistosos con la selección (también la entrenaría) y terqueó hasta que pudo inscribir a su hijo como Jordi, contra el Jorge que querían imponerle en el registro. Al Mundial de 1978 se dijo que faltó como protesta contra la dictadura argentina (él después ha aclarado que pesó más un atraco sufrido en Barcelona y su escasa motivación). Ni de izquierdas ni de derechas, ninguna etiqueta le agradaba. Replicaba: "Yo no soy de nadie". Al contrario, es de todos.