El Celta B consiguió ayer tres puntos de oro en uno de los campos más complicados de la categoría, el del Izarra, y se pone ya muy cerca de los puestos de salvación. Fue un triunfo muy trabajado y que hubo que sudar, gracias a una incontestable labor defensiva de los centrales y a un error del guardameta local que Borja Iglesias supo aprovechar nada más regresar del descanso.

En la primera parte los dos equipos, que luchan por eludir el descenso, se mostraron atrevidos. Los vigueses tocaron bien a pesar de las dificultades del césped artificial, pero las mejores ocasiones llegaron en un remate de cabeza de Roger tras una falta y en un fallo de la defensa. Un despeje fallido cayó en las botas de Borja, que no estuvo acertado para batir a Aitor.

El Izarra también lo intentaba, sobre todo con balones largo y en segunda jugada, pero no tenía el acierto necesario. Al descanso ninguno de los dos equipos mereció irse por delante, aunque el Celta B fue mejor a los puntos.

Tras el parón los vigueses consiguieron poner muy pronto de cara el partido. Una falta sacada por Gustavo desde un lateral fue mal despejada por el portero. El balón cayó en el área pequeña y en el salto Borja Iglesias estuvo más listo para poner a su equipo por delante (minuto 47).

El Izarra, que hasta ayer solo había recibido en casa dos goles en toda la temporada, se quedó noqueado y el Celta B estuvo a punto de poner la puntilla tras una gran contra de Luis Jordán y Luis Rioja (minuto 54).

Tras ese envite el choque cambió por completo. Los navarros adelantaron filas y pusieron en serios aprietos a los de Alejandro Menéndez. Tras un centro desde la derecha, el balón terminó cayendo en las botas de Hinojosa, cuya volea paró de forma espectacular Iván cuando en Estella ya cantaban el empate. Después la tuvieron entre Galán y Pito, pero el remate de cabeza acabó rozando la escuadra.

Los navarros lo siguieron intentando hasta el final con centros desde todas las posiciones y una gran profundidad en las bandas, sobre todo en la derecha, pero ayer no era el día ante una defensa incomensurable; además, el Celta B, que supo dormir el partido, cada vez que salía a la contra olía a peligro. En los últimos minutos el colegiado, que estuvo mal en el apartado disciplinario para ambos equipos, terminó desquiciando a los locales y con el tiempo tocando a su fin el local Cabrera fue expulsado.