A Fernando Alonso se le conoce en el circuito por "Magic". Y algo mágico tiene sin duda el español en esas manos con las que se ha ganado -dos títulos mundiales al margen y cerca de un centenar de podios- el respeto de la parrilla y la admiración de la grada. Pero también debe tener el ovetense mucho de gato. Porque Fernando Alonso parece un gato de siete vidas. O más. Ayer, en todo caso, se dejaba una en el circuito australiano de Albert Park, escenario de la primera cita de la temporada. Una, que no la primera que bien pudo ser aquella del año 2003 en Interlagos, cuando rebotaba con su Renault de un lado al otro de la pista y acababa recibiendo el trofeo como tercer clasificado en un hospital de Sao Paulo; o la que se dejó en la misma salida del circuito belga de Spa en 2012, cuando el francés Grosjean pasó volando por encima de su Ferrari; o en 2013 en el Gran Premio de Abu Dabi cuando el Toro Rosso de Vergne embestía a su cavallino a la salida de la calle de los garajes, o el pasado año sin ir más lejos de vuelta en McLaren en los entrenamientos de Montmeló...

Sustos todos ellos mayúsculos, pero probablemente ninguno tan aparatoso y al mismo tiempo tan afortunadamente incruento como el que sufría ayer en Melbourne cuando se cumplía la decimoséptima vuelta y que dejaba con el corazón en un puño a los aficionados.

Andaba retrasado Alonso, decimoquinto, cuando intentó superar al Haas del mexicano Esteban Gutiérrez al final de la recta que conducía a la curva 3. Es probable que Gutiérrez adelantara una décima de segundo la frenada para intentar cerrar la puerta al asturiano, como también lo es que éste apurara una décima extra la suya para ganar unos metros en la entrada de la curva. El caso es que la rueda delantera derecha del McLaren toca con la trasera izquierda del Haas y el monoplaza del asturiano sale volando. Una vuelta de campana, dos, antes de aterrizar contras las vallas de protección. El monoplaza queda hecho añicos pero Fernando Alonso sale por su propio pie. "Me di prisa en salir para que mi madre supiese que estaba bien", comentó después. Se fue a buscar a Gutiérrez, cuyo coche había sufrido menos daños. Y se abrazaron. Sólo un susto, sí, pero !vaya susto! De los que valen una vida.

El accidente entre Alonso y Gutiérrez provocó una bandera roja como hacía tiempo no se veía en el "Circo", con los pilotos regresando al "pit lane" y los equipos obteniendo permiso para cambiar los neumáticos e incluso piezas en los monoplazas.

Hasta entonces el dominio de la carrera correspondía a los Ferrari de Sebastian Vettel y Kimi Raikkonen, que aprovecharon tanto a su buena salida desde la segunda línea de la parrilla como la batalla en la que se enzarzaron Lewis Hamilton y Nico Rosberg con los Mercedes para hacerse con las dos primeras posiciones.

A la vuelta de los coches a la pista Rosberg y Hamilton lo hacían con neumáticos medios para irse directamente hasta el final de la carrera, en tanto Vettel optaba por los superblandos en un intento de coger ventaja y poder realizar un nuevo cambio. Falló la estrategia de Ferrari, que veía además cómo un problema mecánico obligaba a retirarse a Raikkonen.

Los compases finales fueron dominados con gran autoridad por Rosberg, que encadenaba así la cuarta victoria consecutiva tras las tres logradas en el tramo final de la pasada campaña, mientras Hamilton aguantaba como mal podía la degradación de sus castigados neumáticos ante el empuje de Vettel. A falta de seis vueltas el alemán ya estaba detrás del coche del campeón vigente, a quien no tardó en superar. La segunda plaza la tenía asegurada el "cavallino", pero en la penúltima vuelta Vettel patinaba en la curva 15 y se fue largo, perdiendo una posición en el podio. El suyo fue un fallo tan evidente que le llevó a pedir disculpas por radio a los miembros de su equipo.

La tensión, mientras, quedaba patente en Toro Rosso. El madrileño Carlos Sainz lideraba la lucha por arrebatar el noveno puesto al británico Jolyon Palmer (Renault), lo que motivó la desesperación del holandés Max Verstappen, que no dudó en soltar todo tipo de improperios por radio mientras exigía a su equipo que obligase al español a dejarle pasar para que él pudiese intentar el adelantamiento a Palmer.

El desequilibrio de Verstappen quedó en evidencia cuando en la 54ª de las 57 vueltas de la carrera, y tras no ser atendidas sus demandas, chocó con Carlos Sainz en su intento de sobrepasarle en la última curva. Un trompo frustró sus opciones. Finalmente el madrileño alcanzaba la novena posición para sumar sus dos primeros puntos de la temporada por delante de su "compañero".

Otra escudería que puntúa

Tras la cuarta plaza después de una carrera en solitario del australiano Ricciardo (Red Bull) y la quinta del brasileño Massa (Williams) hay que destacar la muy meritoria sexta posición del francés Romain Grosjean en el debut de Haas, que se convierte así en la 65.ª escudería en puntuar en la historia de la Fórmula 1. La anterior en conseguirlo fue Marussia en 2014 (Mónaco).

En la cabeza ya no hubo cambios. Rosberg firmó la decimoquinta victoria de su carrera y cuarta consecutiva, y Mercedes, con la segunda plaza de Hamilton, conseguía su quinto doblete también consecutivo. Ferrari se confirmó como la alternativa al dominio de las flechas de plata, con lo que se ratifica lo que se había apuntado en los test de pretemporada: que la nueva campaña no iba a traer novedades en cuanto a la cabeza.

Jenson Button, que llegó a rodar sexto aprovechando el "baile" del paso por los garajes para realizar los primeros cambios de neumáticos, finalizaba decimocuarto. Aseguran en Woking que para la siguiente carrera tendrán importantes novedades. Las necesitan. Tienen un larguísimo camino por delante.