El Coruxo sufrió ayer un duro castigo ante uno de los mejores equipos que ha pasado esta temporada por el campo de O Vao.

Si analizáramos el partido por tramos, la victoria del Burgos podría considerarse justa por el juego desarrollado en los primeros veinte minutos. Pero a partir del minuto veintiuno, el encuentro cambió. Hasta ese instante, el equipo de Rafa Sáez había corrido detrás del balón, sin posesión. Y si el Coruxo no tiene la posesión del balón, es un equipo sin ideas, sin presencia. Ahí fue donde el Burgos dispuso de las mejores ocasiones para sentenciar el encuentro.

Cuando el Coruxo se dio cuenta de que marchaba por el buen camino, comenzó a aparecer por el área burgalesa y, a cuatro minutos para el descanso, Toni realizó un paradón a un remate de cabeza de Ortiz. Fue la ocasión más clara de los primeros cuarenta y cinco minutos.

En la segunda parte, el partido se igualó. El Coruxo dio un paso al frente para buscar el tanto de la victoria, pero el Burgos no se amilanó. Presionaba muy arriba tratando de recuperar el balón, pero en esta ocasión el protagonismo ya no era solo visitante y el equipo de Rafa Sáez recuperaba presencia en el área rival.

Esa igualada en el juego fue la que llevaba a pensar en que la igualada inicial podría ser un óptimo resultado, ya que el juego había entrado en una fase en la que rezumaba tranquilidad en ambas áreas.

Todo se vino abajo a poco menos de quince minutos para la conclusión, cuando Adrián Fernández aprovechó una buena contra de Rodri para marcar. El Coruxo se fue arriba para buscar el empate, pero una nueva contra acabó con todo.