Balaídos contuvo ayer el aliento cuando Iago Aspas se llevó la mano a la parte posterior el muslo y pidió el cambio. El gesto del delantero apuntaba a una lesión muscular cuyo alcance en aquel momento era difícil de determinar. El problema se ha quedado finalmente en un susto, tal como reveló tras el choque Eduardo Berizzo cuando fue preguntado por la situación de Aspas en la conferencia de prensa posterior al partido. El técnico fue claro: Aspas sufre una contractura de los músculos isquiotibiales que no debería dar ningún problema. Tanto es así, que el técnico cuenta con el artillero para el duelo del próximo domingo en Mestalla.