En silencio y sin ningún grupo mediático que ondee su bandera, Lucas Vázquez va ganándose un espacio en el Real Madrid en base a partidos como el del martes ante la Roma cuando se presencia en el campo desatascó un partido que tenía un aspecto muy complicado para los de Zidane, confiados a la escasa puntería de los delanteros italianos y a las paradas de Keylor Navas, que recuperó la presencia que había tenido en el arranque de la temporada. El centrocampista gallego pisó el campo y transformó al equipo. De sus botas salió el gol de Cristiano Ronaldo con el que el Real Madrid abrió definitivamente la puerta de los cuartos de final de la Liga de Campeones.

No es la primera vez que lo hace esta temporada.Mientras muchos de sus compañeros de vestuario racanean el esfuerzo y se entregan a la indolencia, Vázquez muerde cada segundo del que disfruta. Lo hizo con Benítez y lo hace ahora con Zidane aunque eso no cambie su rol en el equipo. En el Real Madrid de la BBC no hay sitio para futbolistas como el de Curtis pese a que su rendimiento está por encima de la mayoría de sus compañeros. Sale, cumple y regresa a su papel secundario en la plantilla.

Lucas Vázquez se ganó a pulso su regreso al club del que salió en 2014 rumbo al Espanyol. Llegó a Madrid en 2007 procedente del Ural coruñés y consiguió con el filial el ascenso a Segunda en 2012 en aquella generación en la que estaban Morata, Jesé, Carvajal o Cheryshev. Brilló en el Espanyol donde destacó por su desequilibrio, su trabajo y versatilidad. Rafa Benítez pidió que fuese repescado y confió en él cuando en los primeros meses de la temporada las lesiones asolaron su vestuario. Siempre cumplió, pero eso no le dio ninguna garantía de cara al siguiente partido. Su presencia siempre estaba directamente relacionada con la disponibilidad de las grandes estrellas del vestuario blanco. Con el adiós de Benítez, la situación de Vázquez se complicó un poco más porque otros futbolistas -como es el caso de Jesé- tomaron su sitio. Incluso llegó a quedarse fuera de los convocados al poco de llegar el francés. Pero el gallego apretó los dientes y día a día fue llamando la atención de Zidane. En los últimos días se ha filtrado desde los despachos del Bernabéu que el técnico galo se ha llevado una considerable decepción con Isco y una importante sorpresa con Lucas Vázquez. Al tiempo ha vuelto a asomar en las alineaciones del Real Madrid cuando las bajas han abierto espacios inesperados en el once. Sucedió hace unos días ante el Celta en el que fue uno de los mejores de su equipo en la vuelta a la titularidad. El martes salió del banquillo para empujar al Real Madrid a los cuartos de final de la Liga de Campeones y de nuevo regresa a ese segundo plano en el que permanece instalado y del que solo le dejan salir cuando la enfermería de Valdebebas se llena de ilustres.