Seguro que allá en donde esté Paco Araújo se lo habrá pasado en grande viendo ayer la victoria de "sus niñas" en el partido que le daba la permanencia matemática en la categoría. Un equipo que hizo de tripas corazón para jugar el partido y que le dedicó la victoria más importante de la temporada.

La tarde comenzó con un minuto de silencio que puso los pelos de punta. Ni el más mínimo rumor se escuchó en el pabellón de Navia en esos sesenta segundos. Todos rindieron homenaje, a su manera, al que fuera su presidente.

La salida del equipo céltico fue fulgurante. Era como si quisieran dejarle claro al rival que el partido lo ganarían como fuera, y que su desgaste sería inútil. Un dos más uno de Ylenia Manzanares, una vez más inconmensurable, y una canasta de dos de Loureiro pusieron las primeras diferencias en el marcador (5-0). Esa tensión con la que el equipo comenzó el encuentro le pasó factura mediado el cuarto, lo que aprovechó el cuadro extremeño para ponerse por delante en el marcador, pero con tan solo cuatro puntos de ventaja. Fue como un toque de atención para las viguesas, que en los cuatro siguientes minutos consiguieron que el Badajoz no anotara ni un solo punto, haciendo un parcial de 13-0 que comenzaba a dejar claro el desenlace del encuentro.

Cantero ponía en cancha juntas a Ogoke y Manzanares, y la nigeriana lograba tres triples consecutivas que ampliaba la ventaja viguesa hasta los dieciocho puntos tras cuatro minutos de juego del segundo periodo (34-16). Parecía que el partido se había terminado, pero no estaba dicha la última palabra. Badajoz se colocó en un zona que provocó que el equipo vigués perdieran algunos balones. Curiosamente esas recuperaciones le permitieron al cuadro extremeño correr y hacer un parcial de 0-8, con lo que consiguieron meterse de nuevo en el partido, aunque siempre con diferencias por encima de los diez puntos, aunque al descanso consiguieron llegar ocho por debajo (39-31).

Cristina Cantero aprovechó el tiempo de descanso para tranquilizar a sus jugadoras, que se precipitaban más de la cuenta tratando de sentenciar el encuentro lo antes posible.

Badajoz aprovechó todo el descanso, de hecho no calentó puesto que saltó al campo cuando quedaban veinte segundos para comenzar el encuentro, tratando de sorprender, pero las sorprendidas fueron ellas. Cristina Loureiro, Ángela Coello y Sara Ogoke devolvieron los quince puntos de diferencia al marcador y ahí se acabó el partido. El cuadro extremeño se había quedado sin fuerzas y sin argumentos para darle la vuelta.

Los últimos diez minutos del encuentro no tuvieron historia. Candela Hermida ponía los veinte puntos de diferencia a siete minutos para la conclusión del encuentro. José Manuel Mata, entrenador extremeño, se rendía sentándose en el banquillo y solo esperaba el final del encuentro.

Solamente una fea acción de Bucknor, que se saldó con antideportiva para ella y para Manzanares, enturbió el final del encuentro. Un final con sentimientos encontrados, pues el equipo había logrado la permanencia a falta de seis jornadas para la conclusión de una de las temporadas más duras, pero con la tristeza de que la celebración no la pudieron hacer con su presidente, con su mentor, Paco Araújo, que seguro que desde allá arriba estaba saltando de alegría con ellas. Al final, toda la plantilla se fundió en un emocionado abrazo con Rosa Patiño, apoyo de Paco Araújo.